Moscú.-«Quisiéramos romper estereotipos», afirma Katerina Brúdnaya-Chelyadinova, moderadora de la comunidad virtual Izoizolyacia (Imagen-Aislamiento), que recrea obras maestras, a veces con realismo, otras con humor, para tratar de superar con arte el confinamiento decretado para frenar el coronavirus.
La regla de la comunidad, que creció en apenas una semana a más de 330.000 miembros en Facebook, es simple: elegir una obra de arte y crear una nueva versión con los materiales que estén a mano, con miembros de la familia, la pareja o la mascota. Todo ello con una buena dosis de imaginación y ganas de divertirse.
Eso sí, están prohibidos los retoques digitales en las fotografías que deben ilustrar la recreación junto a la obra original y que se cuelgan en la red social para disfrute de todos.
UN RETO MUY CONTAGIOSO QUE SUMA A ESPAÑOLES
No se salva ningún artista en este reto, ni clásico ni contemporáneo. Desfilan por la red en igualdad de condiciones Miguel Ángel, El Bosco, Pablo Picasso, Marc Chagall, John Everett Millais, Nikolái Roerich, René Magritte… una lista interminable.
Incluso el «Ecce Homo» del español Elías García Martínez, del Santuario de Misericordia de Borja, en Zaragoza, famoso tras el grotesco intento de restauración de la octogenaria Cecilia Giménez, aparece entre las recreaciones, gracias a Borís Sokolov e Ira Ena.
«El caballero de la mano en el pecho», de El Greco, halla su doble en el padrastro de Olesia Shevchenko: en vez de seda en el cuello y la manga, servilletas de papel.
Remata la imagen un espadín toledano cuya desproporción equilibra de modo paradójico la recreación.
Olesia, descendiente de españoles que vive con un pie en Rusia y otro en España por motivos familiares y laborales, cree que participar en esta iniciativa es mejor que estar frente al televisor o «dedicarse a cosas sin importancia».
«Es mucho más interesante estudiar los cuadros, ver las semejanzas, hacer algo e imitar el cuadro, es algo tan creativo que de verdad contagia a la gente», confesó a Efe.
Manuel Pico Torres, español residente en Rusia desde hace tres décadas, también se sumó a esta iniciativa, al recrear una de las imágenes de Lenin más icónicas de la época del realismo socialista soviético: a modo de barbita del líder del proletariado mundial usó una mascarilla médica de color negro.
«Hay dos tipos de reproducción de cuadros. Los que intentan hacerlo idéntico al original, y luego los que intentan hacer una alegoría. Darle un poco de humor», dijo a Efe.
Señaló que en medio de este aislamiento decidió junto a su hija, que estaba aburrida, «hacer algo interesante».
Los recursos utilizados por los miembros de la comunidad, ya sean rusos, israelies, ucranianos, letones o de otros países son muy diversos.
Para recrear el retrato anónimo de la reina Ulrica Leonor de Suecia, a María Kíguel le bastó con disfrazar a su compañero.
Más difícil lo tuvieron Evgueni Gurévich y su esposa para darle una nueva vida a «Sobrevolando la ciudad», de Chagall, todo un despliegue de equilibrismo.
Dmitri Glavatski hizo el papel de la muerte en la obra «La promesa», de Madeline von Foerster, tomado de la mano de su compañera, mientras que a Ilona Mazzei, letona residente en Suiza, le bastaron cubrecamas, sábanas y una plancha para recrear de modo magistral el cuadro «Recuerda», de Roerich.
DE UNA DESCARGA PSICOLÓGICA A UNA RECETA «ANTIPANDEMIA»
«La idea surgió como una descarga psicológica para nosotros y nuestros amigos: un pequeño ‘flashmob’. Hicimos el autorretrato de Van Gogh y lo compartimos como un reto con nuestros amigos, con la etiqueta #izoizoliatsia», comenta a Efe Katerina.
Eso sucedió pocos días después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, anunciase primero una semana de vacaciones retribuidas para todos los rusos.
Pocos se imaginaban que la cuarentena se prolongaría después hasta finales de abril.
La comunidad no solo ha crecido en Rusia a raíz del confinamiento, sino también se ha extendido a usuarios de otros países y otras nacionalidades, en lo que se ha convertido en una especie de receta «antipandemia».
EL ARTE, UN MEDIO PARA «CANALIZAR ENERGÍA»
Las apropiaciones no son una novedad en el mundo del arte. Muchos clásicos versionaron a sus antecesores en siglos pasados.
Sin embargo, este recurso ganó especial protagonismo los últimos cien años, e hizo posible piezas como La Mona Lisa de Fernando Botero, «El dormitorio en Arlés» (Vincent van Gogh) recreado por Roy Lichtenstein, o «La última cena» de Leonardo da Vinci vista por Andy Warhol.
Los motivos de Izoizoliatsia son menos pretenciosos. No buscan hacer arte con mayúsculas. Solo sobrevivir una etapa inusual para los habitantes de estos tiempos, que conciben la diversión y la soledad hogareña como antónimos.
«Pienso que esto se convirtió en una buena oportunidad de canalizar las emociones, darle curso a su energía o simplemente relajarse en estos tiempos difíciles», trata de explicar Katerina la inesperada popularidad de la comunidad.
Según la moderadora, se conformó de hecho un grupo de «personas encerradas en sus hogares de diferentes partes del mundo que comprendieron que no están solos y que pueden hacer algo simpático y creativo, levantarse al día siguiente y ver veinte mil ‘me gusta’ y palabras alentadoras».
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