Los Ángeles.-Antes de su muerte en 2018, Aretha Franklin decidió que Jennifer Hudson sería la actriz que la encarnaría en «Respect», la única película autobiográfica autorizada por la reina del soul, que se estrena este viernes en EE.UU. tras años de espera.

«Recuerdo nuestra conversación inicial, que fue hace más de 15 años, cuando hablamos por primera vez sobre interpretarla. Para mí ha sido un proceso largo», contó Hudson a Efe en una entrevista sobre el papel más importante de su carrera.

La actriz y cantante, que se dio a conocer en 2004 tras su participación en American Idol y ganó un Óscar por su papel en «Dreamgirls», llegó a forjar una amistad con su gran referente, la artista sobre la que declaraba admiración en el concurso televisivo.

La vida dio tantas vueltas que luego tuvo la oportunidad de revivirla ante la cámara.

«Tenía una presencia regia, era muy prestigiosa aunque se protegía de alguna manera. Era muy privada pero muy orgullosa. Yo lo aprendí al estar cerca de ella», analizó Hudson.

Tan celosa fue Franklin (Tennessee, 1942) de lo suyo que los intentos por documentar su vida nunca han sido sencillos. La artista trató de impedir el estreno de la película que en 1972 filmó la grabación en directo de su gran disco «Amazing Grace» y nunca autorizó la publicación final de su biografía.

Incluso tras morir, su familia encontró múltiples testamentos repartidos en zonas recónditas como el sofá de su casa.

Por este motivo, el «biopic» sobre Franklin, que debuta ahora en EE.UU. y llegará a otros países en septiembre, está precedido de una gran expectación. Es la única narración aprobada por la reina del soul, a diferencia de la serie protagonizada por Cynthia Erivo, «Genius: Aretha», estrenada este año y muy criticada por su familia.

De todos los filmes sobre estrellas de la música que se han lanzado estos años -«Rocketman» (Elton John), «Bohemian Rhapsody» (Freddie Mercury), «Judy» (Judy Garland)- ninguno entraña el misterio de la cinta sobre Franklin.

Para Hudson, una de las conclusiones de la película es que las celebridades y leyendas del mundo del espectáculo están «acostumbrados» a que nada se les niegue. «Pero ver a Aretha lanzar ocho álbumes antes de encontrar el camino hacia su legado, crearse un nombre y tener su primer éxito… es muy inspirador», dijo Hudson.

«ARETHA ESCUCHÓ MUCHOS ‘NO’ DURANTE SU VIDA»

Liesl Tommy y Tracey Scott Wilson, directora y guionista de «Respect», han decidido centrar la mayor parte del filme en los primeros pasos de Franklin, cuando era una cantante desconocida para las masas que no encontraba la fórmula del éxito a pesar de su evidente talento.

La historia parte desde su infancia, interpretada por la joven de 9 años Skye Dakota Turner, y muestra a una niña que creció cantando en el altar de una iglesia bautista de Detroit.

Cuando creció, Franklin se mudó a Nueva York. Allí publicó ocho discos que pasaron desapercibidos, llegó a ser descartada por su discográfica y abandonó la Gran Manzana decepcionada por la industria musical.

Entonces, de regreso a casa, compuso su primer himno, en el que exigía «Respect».

«Ella se adueñó de su voluntad, de su don, y los utilizó para sí misma», repasó Hudson.

El hecho de que Metro Goldwyn Mayer eligiera a dos mujeres negras para escribir y dirigir la biografía de Franklin refuerza en la cinta la doble discriminación que Franklin tuvo que confrontar a lo largo de su vida: la racial y la sexista.

Forest Whitaker da vida a un padre, CL Franklin, excesivamente controlador que no dejaba libertad a su hija, criada en un ambiente que normalizaba el abuso sexual, los embarazos adolescentes y las relaciones de abuso.

No importaba el éxito, el dinero o la fama que Franklin tuviera. Siempre había un hombre detrás diciendo lo que tenía que hacer.

«Bromeaba con mis compañeros para decir que si no les hacía sentir un poco incómodos a mi alrededor, entonces no estaba haciendo mi trabajo», señaló Hudson.

«LO MÁS IMPORTANTE ERA SU FE»

Pero la actriz recuerda que Franklin encontró sustento en la fe y en el activismo, inspirada por su trato cercano con Martin Luther King Jr. y Angela Davis.

«Me aferré a lo que sentí que era más importante, que es su fe, quería asegurarme de que estuviera presente durante toda la película», aseguró.

Entre Detroit y Alabama, conciertos en el Madison Square de Nueva York o apariciones en programas de televisión, Franklin siempre volvía a la iglesia donde empezó a cantar. El mismo templo en el que grabó su gran obra, «Amazing Grace».

De nuevo, fue una apuesta personal por la que tuvo que escuchar muchos «no». Los hombres de la discográfica decían que el góspel no rendía comercialmente. Se convirtió en el superventas de su carrera.

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