Valencia.-Las obras del nuevo estadio del Valencia CF cumplen este jueves doce años de inactividad sin que se vislumbre la voluntad por parte del consejo de administración del club de retomarlas, a pesar de la presión de la Generalitat y el Ayuntamiento de la ciudad para reactivarlas.
La fecha coincide con el viaje a Singapur del presidente de la entidad, Anil Murthy, para entrevistarse con el máximo accionista, Peter Lim, en una reunión en la que podría tratarse, comouno de los temas de la agenda, la situación del estadio inacabado, a pesar de que oficialmente el club no ha informado de esta circunstancia.
El último episodio del estadio a medio construir ha sido la aparición este fin de semana de una pancarta en una de sus vallas en la que se podía leer “Meriton this is your tumb” (Meriton –nombre de la empresa por la que Lim controla el Valencia- esta es tu tumba), que fue retirada horas después de ser colocada.
El 25 de febrero de 2009, el entonces presidente del club, Vicente Soriano, anunció la paralización de las obras que habían dado comienzo año y medio antes por falta de liquidez para continuarlas.
Desde entonces, todos los consejos de administración del club han manifestado estar dispuestos a retomar el proyecto, pero cuestiones de financiación, la necesidad de abaratarlo o dificultades para vender la parcela del actual Mestalla se han convertido en inconvenientes insuperables.
Mientras durante mucho tiempo no hubo frontalidad entre los poderes públicos y el club, últimamente la situación ha cambiado y tanto el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, como el alcalde la ciudad, Joan Ribó, han criticado la pasividad del Valencia CF a la hora de resolver un problema que trasciende al club al tener implicaciones urbanísticas y de carácter público.
En septiembre de 2020 hubo reuniones entre Murthy y los políticos valencianos en las que el representante del club no pasó de las buenas palabras. Ribó ha expresado públicamente la necesidad de que el Valencia termine el campo y su deseo de “no pasar de la preocupación a la indignación” ante la inacción de la entidad. A pesar de que esta opinión fue de dominio público, Murthy afirmó que no la había escuchado.
Tanto Ribó como la vicealcadesa, Sandra Gómez recordaron que el 15 de mayo de este año finaliza el tiempo para que el club, promotor de la ActuaciónTterritorial Estratégica (ATE) que afecta a la obra, cumpla con sus obligaciones porque de lo contrario, la Administración pasaría a la acción.
Ribó descartó la prórroga de la ATE y Gómez destacó que la obra no puede quedar inacabada, puesto que supone, entre otras cosas, una mala imagen para el barrio de Benicalap, donde está ubicada.
En este contexto, no hay ningún signo de que el Valencia, un club paralizado en lo deportivo, lo institucional y en sus relaciones con el entorno, tenga previsto dar un paso adelante a pesar de que la actual situación debilita la economía de una entidad maltrecha.
En el entorno, sin más fundamento que la intuición, se respira la sensación de que a partir de ahora el Valencia puede adoptar una estrategia para alargar un proceso que parece irreversible y que está condicionado por la fecha del 15 de mayo, ante unos interlocutores que esperan algo más que palabras.
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