“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga. Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, pero el que sacrifique su vida por causa mía, la hallará. ¿De qué le serviría a uno ganar el mundo entero si se destruye a sí mismo? ¿Qué dará para rescatarse a sí mismo? Sepan que el Hijo del Hombre vendrá con la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según su conducta. En verdad les digo: algunos que están aquí presentes no pasarán por la muerte sin antes haber visto al Hijo del Hombre viniendo como Rey.»      

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela

La Iglesia universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a Santa Clara de Asís, quien nació en Asís, el 17 de marzo, de 1194. Y murió en Asís, el 11 de agosto de 1253. Fiel seguidora de San Francisco de Así. Con el que fundó la Segunda Orden Franciscanas, mejor conocida como las Clarisas. Clara de Asís, fue la primera mujer en redactar, una regla monacal. Fue Canonizada al año siguiente después de su muerte, por Inocencio IV.

En la liturgia del día meditamos los textos: Dt 4,32-40; Sal 76 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Mateo, capítulo 16, del verso 24 al verso 28. En el que JESÚS, invita a sus discípulos a cargar su cruz y seguirles, por lo que les advierte que no es un camino fácil. Y es que seguir a JESÚS implica una entrega de vida, a pesar de los riesgos de la cruz y de a muerte. Pero hay que tener en cuenta que la vida que se entrega al servicio del Proyecto del Reino no se pierde, sino que se multiplica en la vida de cada uno de nuestros semejantes.

Teniendo en cuenta que, la vida es el tesoro más grande que DIOS le ha dado a cada ser humano. Por eso todos debemos ser guardianes de ella, porque esta vida nos la regalo DIOS para que disfrutáramos en igualdad de condiciones, de todas las Maravillas que Él ha Creado, para el desarrollo de nuestra persona y al actuar así estamos Glorificando a DIOS por ese Gesto tan Amoroso, y de esta manera nos labrarnos un puesto en la Vida Eterna. Por lo tanto, todas las personas deberíamos querer salvar nuestra vida. Pero salvar la vida no significa hacer una búsqueda desenfrenada de las cosas materiales. Salvar la vida es colocar la propia vida terrenal en manos de DIOS y hacer Su Santa Voluntad, para alcanzar la Vida Eterna.                                 

En el texto JESÚS nos recuerda, la gran opción de toda vida humana, es la de que, nadie podrá encontrar a DIOS ni llevar a bien su vida si no es sacrificándola. Fuera de eso, todo es palabrería. Es una opción que, mientras más prometedora se nos presente la vida terrena, más nos espanta. Y esa es la razón por la cual los compromisos definitivos a muchos nos dan miedo. 

Al confrontarnos con el texto y analizar bien que me está diciendo JESÚS, con su advertencia: “de que te sirve ganar el mundo y perder la vida” (Mt 16,26). Entonces me respondo que las veces en que le he dado mayor importancia a satisfacer la superficialidad de mis egos de tener y de poder, nunca he estado satisfecho, porque realmente allí no está mi felicidad, porque allí no está DIOS, y se pierde la vida cuando DIOS es colocado fuera de ella.

Y ante la otra pregunta de JESÚS, ¿Qué se puede dar a cambio de la propia vida?   Me pone a pensar sobre el valor de la vida. Ya que hay muchos que hacemos de la vida una acumulación desenfrenada de bienes y una satisfacción de placeres y caprichos. Hay otros que banalizan y destruyen la vida por razones torpes, o por sentimientos ruines anidados en su corazón, y creen que pueden cobrar irresponsablemente a otros sus frustraciones o penas. Y también existen los que nunca se han preguntado el porqué de su existencia, ni para que quieren vivir.

 De allí la importancia de definir cuáles son realmente las prioridades de mi vida, para responderle a mi Creador que a cambio de la vida que Él me ha dado solo puedo darle mi disposición para que Él haga de mí un instrumento de Amor, que pueda darles a otros el sentido de vivir construyendo comunidades humanas en la que cada individuo pueda disfrutar grandemente todas las bondades de Su Creación. Y eso a mi manera de ver, es cargar la Cruz, para multiplicar la Vida.

Señor JESÚS, que Tu Gracia siempre habite en nosotros para estar abiertos a la solidaridad y al servicio, y de esta manera nos transformemos en fieles discípulos y mensajeros de Tu AMOR Misericordioso en todos los extractos sociales donde nos desarrollemos.

Amén

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