Miami.- La poesía florece en los tiempos de la pandemia de la COVID-19 como un canto a la vida y un antídoto contra la desesperanza, afirman dos poetas exiliados en Miami que reparten esta «medicina» con ayuda de la tecnología.
«Supongamos que la Tierra se termina. La última voz que presencia eso va a ser la de un poeta», dice rotundamente el periodista y bardo nicaragüense Ariel Montoya, quien ha compartido en redes sociales «Coronavirus», un largo poema que primero habla de las calamidades para luego recuperar el aliento.
También desde Miami, el cubano Andrés Pi Andreu, reconocido autor de literatura infantil, entrega en Facebook una pieza diaria de «Poemas para niños en cuarentena».
«Cuando viene algo tan sencillo y poderoso como una epidemia que te puede matar, te sientas a pensar que los países son como personas y que la humanidad es una misma», dice Pi por teléfono.
Y agrega: «El encierro te da más libertad de pensamiento y de filosofar, tienes el tiempo para hacerlo porque la vida suele ir demasiado rápido».
Iniciativas poéticas
Las palabras de ambos quedan corroboradas por casos como el del poema «People Stayed Home», de la maestra retirada residente en Wisconsin Kitty O’Meara, que habla sobre la pandemia y se hizo viral en las redes sociales, no solo en inglés.
También por una iniciativa de la radio pública estadounidense NPR.
A medidos de marzo propuso a sus oyentes crear un poema de una manera comunitaria a partir de los versos que enviaran inspirándose en dos pinturas que retratan a mujeres que miran el mundo desde una ventana, una de ellas de Salvador Dalí y la otra de Kadir Nelson.
Recibieron 1.300 colaboraciones de un máximo de diez líneas y el poeta Kwame Alexander compuso a partir de una selección de los versos recibidos el poema «Social Distance», publicado con la firma de todos los seleccionados.
«Crecerá la humanidad»
Montoya, que además de escritor es secretario de la junta directiva de Diáspora Global Nicaragüense, iba a presentar a mediados de marzo su más reciente libro, «Poeta autoconvocado», pero cancelaron el evento y a cambio publicó en Facebook «Coronavirus», que concluye con un toque de optimismo.
«Crecerá la humanidad sobre la desbandada gris del miedo y la zozobra/ de esta epidemia crecerá el amor sobre la agonía y el estéril presagio del adiós/ se impondrá nuestra sangre, nuestros huesos y nuestras vértebras enardecidas/ nuestras neuronas nerviosas y fervientes al servicio de las causas necesarias».
«La poesía sigue siendo la gran cantora de la existencia del ser humano; el médico y el científico defienden la vida, y los poetas le cantan a la vida», asegura Montoya.
El «Coronavirus» de Montoya toma esta pandemia como pretexto para invitar a la reflexión sobre adónde hemos llegado.
«Mucha gente ha visto esto como una ocasión propicia para que los amigos se unan, para acercar posiciones encontradas. Está sirviendo la crisis para que el ser humano cohabite más, que se respeten la ideas mutuamente y en ese espacio poder convivir en civismo y respeto», dice.
«No sea-burra»
«Me he levantado con miedo/ no se puede ni salir/ ya he contado cuántos dedos/ me caben en la nariz».
Así arranca el poema «No sea-burra», que publicó Pi en su cuenta de Facebook con más de 50.000 seguidores el cuarto día de «encierro».
«Coges una preocupación o algo que te pasó y lo conviertes en algo divertido. Ahora la mayoría de la gente se queda con sus hijos en su casa. Lo hice para lectura común, en familia, que diera alegría, que los hiciera divertirse», explica.
Mientras termina una novela para adultos y otra para niños, la poesía, que según cree aumentado su consumo en estos tiempos de aislamiento «en alrededor de un 200 por ciento», le roba algún momento diario.
«La poesía se está leyendo 10 veces más, pero esto es una percepción», matiza el cubano.
El reencuentro de los seres queridos
Mientras pasa el tiempo, Montoya, además de escribir, coordina el festival internacional «La poesía, vida y libertad más allá del coronavirus«, que se desarrollará en octubre en Miami con el apoyo de la Fundación para la Mejora de la Vida, la Cultura y la Sociedad, de España.
El nicaragüense está convencido de que los poetas suelen «poner el dedo en la llaga» sobre la importancia de que la gente se reúna, aunque, como ahora, se haga a distancia.
«El poeta no es un ser etéreo, es un ser terrestre, es un personaje, actor y partícipe de la vida misma y no pude estar excluido de los grandes temas y crisis», afirma Montoya.
A Pi, la editorial Panamericana de Colombia le ha pedido que lea en cámara sus novelas para adolescentes «274» y «Lo que sabe Alejandro», para compartir en redes sociales.
«El encierro se relaciona con la desesperanza y el arte trata de hacer el efecto contrario», asegura.
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