Flushing Meadows (EE.UU.).- El tenis femenino británico ya tiene a una nueva figura en la adolescente Emma Raducanu, de 18 años, que ganó este sábado el Abierto de Estados Unidos al vencer en la final por 6-4 y 6-3 a la canadiense Leylah Fernández, de 19, y se une a la legendaria Virginia Wade como la segunda que lo consigue.

Wade, que fue la primera lo logró en 1968, además de los títulos de Grand Slam del Roland Garros de 1970 y 72 además del Abierto de Australia de 1972 y el de Wimbledon de 1977, estuvo entre los más de 23.000 espectadores que llenaron este sábado la pista central Arthur Ashe Stadium donde se disputó la gran final.

«Es algo especial que ella esté aquí y espero seguir sus pasos en un futuro», declaró Raducanu. «Poner mi nombre al lado de una leyenda significa mucho para mi y en lo que quiero conseguir como profesional».

La adolescente británica, de padre rumano y madre china, nacida en Toronto y criada en Londres desde los dos años, llegó a Nueva York el mes pasado con un ranking 150, solo una aparición en un Grand Slam a su nombre, el pasado Wimbledon, y un vuelo reservado para salir de la ciudad después de las rondas preliminares del Abierto en caso de que no lograra ganar su camino hacia el cuadro principal.

Pero 15 días después, Raducanu hacia historia sosteniendo el trofeo del último torneo de Grand Slam de la temporada, para completar un viaje inesperado, de hecho, sin precedentes, y sorprendentemente dominante desde la clasificación hasta la nueva campeona del Abierto de Estados Unidos.

«El futuro del tenis femenino, y la profundidad del juego en este momento, es grandioso», dijo Raducanu. «Creo que cada jugadora aquí en el cuadro femenino definitivamente tiene una oportunidad de ganar cualquier torneo».

Raducanu, de 18 años, ganó 10 partidos seguidos en Flushing Meadows, tres en la clasificación, siete en el cuadro principal, y es la primera mujer en ganar el título del Abierto de Estados Unidos sin perder un set desde Serena Williams en 2014.

Esta fue la primera gran final entre dos adolescentes desde que Williams, de 17 años, venció a Martina Hingis, de 18, en el Abierto de Estados Unidos de 1999 y la primera entre dos mujeres no cabeza de serie en la era profesional, que comenzó en 1968.

«Espero estar de vuelta aquí en la final y esta vez con un trofeo, el correcto. Con el trofeo adecuado», declaro Fernández, que llegó al torneo como la número 73, mientras se le llenaban los ojos de lágrimas durante la presentación del trofeo.

La diferencia final fue que le faltaron las fuerzas suficientes para conseguir los tantos decisivos que logró Raducanu en los momentos claves del partido, que no falló desde el fondo de la pista y aguantó bien la presión de Fernández antes de cerrar el partido.

«Esa es la competidora que es», destacó Raducanu sobre Fernández, a quien se enfrentó por última vez en el evento junior de Wimbledon hace tres años.

Raducanu reconoció que el último juego del segundo set fue muy tenso y complicado, no solo por el corte en la rodilla izquierda, que necesitó de un tiempo médico de cuarto minutos para que le cubriesen la herida que había sangrado, sino por la presión que le tocó aguantar.

«Solo estaba orando por no tener una doble falta», dijo Raducanu sobre la reanudación, «pero lo superamos. Creo que simplemente permanecer en el momento, concentrarme en lo que tenía que hacer, mi proceso y la mentalidad realmente ayuda en esos momentos difíciles». EFE

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