“En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Ustedes enviaron mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que yo hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado».
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a los Beatos Inés Phila, Lucía Khambang, Felipa Sifhong, y cuatro compañeros mártires de Tailandia. En 1940 son martirizados cruelmente estos abanderados del catolicismo en la nación tailandesa. Hoy son un ejemplo en la vivencia y el testimonio del Evangelio de JESÚS.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Juan, capítulo 5, del verso 33 al verso 36. En el que JESÚS, le recuerda a los Maestros de la Ley que ellos habían mandado mensajeros a Juan Bautista para saber si él era el Mesías esperado y él les había dicho que no era, y había dado Testimonio de JESÚS. El Maestro también les aclara que “Él no necesita Testimonio de da Testimonio de ningún hombre, porque Él mismo da Testimonio de DIOS, como Padre y de Él como el Hijo Enviado.
Y es que, la autenticidad del ministerio de JESÚS, no se funda en Él mismo, sino en el aval del Padre, que da testimonio a favor suyo “en las obras que le ha concedido realizar”, Y se acredita por las obras que manifiesta la justicia del Reino, explicando quién es y para qué ha venido: “Y el Padre que me envió, ÉL mismo ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz, ni visto su rostro, y su Palabra no habita en ustedes, porque no le creen al que Él me envió” (Jn 5,38).
Es claro que, a JESÚS, le embarga una profunda convicción y seguridad, respecto al respaldo que recibe del Padre, pero Su Confianza no está basada en ningún reconocimiento humano. Lo hace en un contexto muy próximo a un desenlace que no va a ser fácilmente comprendido: Su Inmolación en la Cruz por nuestros pecados. Y que tal como Moisés intercedió por el pueblo, JESÚS se entregará Él mismo, dando Su Vida, por nuestra Salvación, lo cual es mucho más que una mera intercesión.
Al confrontarnos con el texto, podemos entender la enseñanza clara del Maestro, donde nos dice, que, la Palabra leída o interpretada fielmente y la Ley vivida auténticamente acreditan la vida y las acciones de JESÚS, como Enviado del Padre para dar Vida en Abundancia. Por lo que debemos pedir la asistencia del Espíritu Santo, a la hora de leer los textos Bíblicos y después seguir pidiendo Su Asistencia para poder compartirla y testimoniarla con la vida, en cada uno de los gestos que tengamos con nuestros semejantes y con el medio ambiente que nos rodea.
Por eso es que hoy es el día para preguntarme: ¿ante esta profunda crisis que estamos viviendo, tengo mi confianza puesta en DIOS o reniego de Su Protección? ¿Me doy cuenta Señor de lo que haces por mí? ¿Cómo te lo puedo agradecer? ¿seré yo uno de esos que ando más preocupado de mi prestigio personal, que, de vivir verdaderamente un encuentro con la Palabra, que me permita un cambio radical en mis actuaciones hacia los demás?
Señor JESÚS, gracias por Tu Amor ilimitado hacia los seres humanos y perdona nuestra cerrazón de mente y de corazón, que se traduce en nuestras limitadas acciones para amar y servir tal como Tú nos dices que lo hagamos.
Amén
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