EL PAPEL DE LOS PARTIDOS.

Parte central en todo este esquema juegan los partidos políticos.

Por una parte, ocupan el Estado y se reparten sus cargos entre sus militantes y simpatizantes. Por otra, promueven el desarrollo de las organizaciones sindicales, gremiales, estudiantiles, agrarias, a las que controlan y convierten en instrumento de sus intereses partidistas.

Se trata de partidos altamente centralizados y disciplinados expandidos por todo el país, a lo largo del cual usan sus recursos para tejer sus redes de clientes, y su sistema de reparto de dádivas y favores. En efecto, al ocupar el Estado y el gobierno, son los administradores del programa democrático, cuyos recursos manejan y reparten, en función de consolidar la democracia, desarrollar los programas y recompensar a sus adherentes y amigos.

Llegarán a adquirir un gran desarrollo como organizaciones – lo que se llama <<el aparato>> y a contar con una numerosa militancia, procesos que, tal como se dieron, llevaran a los partidos a la hipertrofia y a convertirse en su propio centro, con pérdida para su representatividad y su prestigio. Pero eso vendrá después. En todo lo dicho, Acción Democrática, marca la pauta. Los demás partidos, cada cual a su manera, tratara de seguir a su patrón, lográndolo en mayor o menor medida, según los casos.

De manera que, – para volver al Pacto de Punto Fijo y al concepto de punto-fijismo, que juega un papel importante en este trabajo-, el Pacto de Punto Fijo <<completo>> está compuesto de dos elementos. Por un lado, es u acuerdo para repartir el poder del Estado entre los partidos políticos. Por otro, es el compromiso de realizar un programa, – el Programa Mínimo Común – que es a su vez un reparto de los recursos del Estado entre los partidos políticos y los sectores sociales estratégicos, para consolidar la democracia y para realizar los programas económicos y sociales de la democracia. El Punto-fijismo s ese doble sistema de reparto: de poder político y de recursos económicos.

A partir de cierto momento, el puto-fijismo se desprende de su razón originaria de ser – ña consolidación de la democracia y la realización de sus programas – y se convierte en un sistema de reparto que se sostiene y se reproduce a sí mismo, que opera de acuerdo a reglas convertidas en rutina.

No debe olvidarse que el reparto se canaliza a través de programas: ejecutivo, de industrialización, de reforma agraria… Es decir que no solo es reparto, sino también ejecutoria. La eficiencia de esa ejecutoria estuvo sometida a dos condicionantes. Primero, mientras el punto-fijismo estuvo orientado por la consolidación de la democracia, este objetivo condiciona el modo de ejecución del programa democrático.

Después, cuando la consolidación de la democracia puede darse por asentada, el punto fijismo queda girando en el vacío y alimentándose a sí mismo. En ese momento, es la continuación misma del reparto punto-fijista, convertido ahora en su propio fin, el objetivo que condiciona la ejecución de los programas.

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