En la entrega de hoy, vamos a recordar la ruta gastronómica de la ciudad, por lo tanto iniciamos recordando los platillos favoritos del guayanés, entre ellos el famoso palo a ‘pique, el morrocoy en diferentes modalidades, la sapoara, el morocoto, la cachama, el rallao’ entre otros, todos estos acompañados del casabe y del postre, bienmesabe, catalina con queso guayanés, jalea de mango, merey en almíbar.
En el año 1964, fecha cuando yo llegué a esta tierra de gracia, el primer restaurante donde digerí un almuerzo “con sorpresa”, fui invitado al Club Arichuna de los trabajadores y obreros de la Orinoco Mining Company, ubicado en el Centro Cívico, un almuerzo muy sustancioso, preparado por la “Negra” Zabala, caraqueña que había sido romance de mi padre en su juventud y me había cargado en mi niñez (por eso con sorpresa) luego a los pocos días me llevaron al hotel Curucuruma (hoy día Hotel Dos Ríos) por cierto que este hotel construido por la C.V.G.fue la primer sede de la Corporación, de Edelca y de C.A.N.T.V. y en la entrada a mano izquierda estaba un buen restaurante con variada comida internacional.
Esa época de los 60
En Puerto Ordaz y San Félix, a partir de los años 60, época cuando se recibieron aquí una cantidad de europeos, asiáticos y de otras naciones, cambió drásticamente la manera de comer, ya que muchos de ellos instalaron restaurantes y nos fuimos acostumbrando a sus costumbres, voy a comenzar recordando en la fecha cuando llegué, se encontraba en la calle real de Castillito un restaurant con sabor a España al lado del cine Lorena y precios muy solidarios, atendidos por toda una familia, luego ya pasando el límite de la avenida a mano izquierda estaba el restaurant del hotel Embajador, este tenía unos platillos muy propios de la cocina italiana, donde se disgustaba un excelente pasticho, en esta misma calle llamada La Urbana encontrábamos un restaurant con sabor criollo llamado La Fogata, propiedad de dos hermanos de nacionalidad colombiana y atendido por la señora Gloria, adyacente en la acera del frente estaba el Jolly donde se especializaban en buenas piezas de carne a la parrilla, luego del lado frontal teníamos al Crack donde estaban dos portugueses el señor José Da Silva y Araujo se destacaban por la atención esmerada y las famosas arepas criollas con diferentes rellenos y pollos a la parrilla, este local luego con el tiempo cambio de propietario y nombre era El Torero, del señor Ernesto y el menú era internacional con especialidad comida portuguesa, luego los hermanos Enrico y Enzo Quaranta, quienes venían desde Guri en la cual había atendido durante varios años a los trabajadores de la construcción abrieron las puertas de La Romanina, convirtiéndose de inmediato en referencia nacional ofreciendo las mejores pastas alimenticias y platos con sabores internacionales, acompañados con variados postres; luego en la acera del frente ha permanecido en el tiempo el Restaurant Mario, hoy día atendido por el hijo de su fundador, en este sirven sopas y exquisitos platos italianos.
Al llegar a la avenida Las Américas, nos encontramos con El Rincón Bavaria, fundado en el año 1967 por un alemán llamado Hans Hauschild Y su señora esposa, Ingrid las sopas de goulash y las rodillas de marrano horneadas, acompañados con postres pie de manzana, nunca tuvieron competencia, eran únicas, en la calle que está detrás, al lado de la pastelería Chiquitos se encontraba el Restaurant San Salvador, el cocinero era el mismo propietario de origen español, el mejor plato era: Pargo a la Mallorca, super delicioso, no lo he comido en ningún otro lugar, luego, ya en la avenida Caracas Ed. Yocoima en el sótano se había instalado el legendario Key Club, fundado por el recordado Ercole Da Dazzio, fue durante muchos años el restaurante más exigente de la ciudad, el ingreso era a través de una llave que el recordado amigo Ercole le entregaba a su amigos de confianza, el plato favorito de entrada era Coquille Saint Jacques o Lau Lau ahumado.
Otras paradas gastronómicas
Después presentaban un excelente menú y luego este mismo restaurant lo adquirió el portugués Antonio Méndez y la atención siguió siendo de primera línea con algunos cambios en el menú, uno de ellos Bacalao a la Vizcaína, ya para los 70 abren los hermanos García La Miuty, muy elegante y varios comedores separados, se comía lo que apeteciera, los días jueves al mediodía se preparaba el “Sancocho de Mero” en el edificio de al lado donde funcionó Artica, en el sótano estaba El Paolo, el cocinero y propietario era un italiano llamado Paolo, que venía de ser Chef de la nave Cristoforo Colombo, al frente funcionaba la Orquídea, después en la carrera Upata Centro Comercial Falcón, en el año 1968 un gallego llamado Evaristo González, inauguro el Don Quijote, el cocinero era su hermano y una hermana, funcionaba como cervecería, pero se comía muy bien con sabor gallego, con el tiempo le vendieron a un italiano llamado Ermanno Segretti, continuo exitoso pero el menú cambiado a sabor italiano, en esta misma carrera Upata, cruce con calle El Callao ha estado desde 1966 y no ha cambiado en nada, la misma fachada, mesoneros, menú, administración y el buen gusto de El Churrasco.
Al final de esta calle hace años existe un restaurant con referencia nacional, Paellas, Arroz Negro, buen servicio y atendido por personas bien adiestradas, razón por la cual es recomendable recomendar, se ha mantenido en el tiempo, no tiene competencia en lo que respecta al menú, en la misma carrera Upata, en el Hotel Tepuy, muy discretamente ha funcionado un restaurant con sabor italiano, y ya que estamos en este lugar vamos a recordar en el estacionamiento estuvo ubicada La Carreta, propiedad de Abraham Rodríguez (qepd) era comida rápida, buenas hamburguesas, perros calientes y jugos naturales y en la esquina de la calle el Callao ha estado durante más de 50 años el Rayito, y en ese mismo edificio en el primer piso Cesar Pérez Rossi, su padre y hermanos abrieron una discoteca Restaurant que se conoció como la Salto Ángel, tomamos ahora la Carrera Padre Palacios, ahí durante muchos años funciono el Ali Baba, la mejor comida libanesa de la ciudad, pocos metros más adelante aun funciona el Rest, Marcelo, buenas pizzas, calzones, menestrones, pastichos de berenjenas, churrascos de carne, en el Centro Comercial Caroní, frente a la avenida Ciudad Bolívar, en toda la esquina comenzó el asiático Enrique Mok con el Restaurant Central, la mejor comida china, si tomamos la avenida las Américas, subiendo a mano izquierda se inició un enorme restaurant de carne, pollo, y cerdo, propiedad de un señor de origen portugués, originalmente se llamó El Galipán, al poco tiempo lo llamaron el Bigote y terminó siendo El Bigote del Abuelo, buena atención, buena comida, y excelentes ensaladas, por razones de historia voy a obviar algunos, pero no puedo dejar de recordar al lugar donde íbamos los padres con sus hijos, familia y amigos que nos visitaban desde otros lugares, a este sitio que era un lugar de encuentro, el propietario fue el Ingeniero Roberto Mickse, el mesonero estrella era “pajarito” mientras uno deleitaba un buen emparedado, una hamburguesa, perro caliente, con batidos de frutas, café y chocolate, los niños se divertían en el parque infantil y las piedritas.
En AltaVista, al lado de la clínica La Maternidad, debe ser el restaurante más antiguo de la zona, daba servicio a los trabajadores de Sidor en sus inicios, “El Martigiano” comida auténtica italiana, especialista en menestrones, y en la avenida Las Américas parte atrás del hotel La Habana funcionó el restaurant italiano llamado el T.Una, al penetra al local se pensaba que estaba en un lugar de Italia, las mesas con manteles y sillas cubiertos con manteles plásticos, lo atendían su propietario el señor Onorio, acompañado con su esposa, hijos e hijas, para poder lograr una mesa se debía llegar con suficiente tiempo, entraban tantos comensales que muchas veces se hacían colas por la exquisitez del menú, he dejado de último, para recordar cuál fue el primer vendedor de perros calientes en la calle y el primer vendedor de hamburguesas, en el año 1967 llegó desde Caracas, Omar Loaiza y se instaló en la esquina donde estaba el Supermercado CADA (hoy Pekín) con un carrito donde cada perro costaba 0,50 y una gaseosa 0,25, colocó al carrito el nombre de “Chefito” y al se le conoció con el mismo nombre, fue tan exitoso que con el tiempo en la carretera que conduce hacia Upata, fabricó su residencia y fundó el famoso lugar campestre conocido como El Botellón.
El Socio, otro personaje que nos llegó desde Maturín y frente al kiosco de Oro y Plata que estaba en la acera frontal de CADA , preparó un lugar muy pulcro y tanto él cómo sus empleados vestidos muy elegantes con chaquetas blancas, atendían a sus clientes ofreciendo las hamburguesas caseras más sabrosas de la región, también vendía enormes cantidad de huevos sancochados y a sus clientes de confianza le permitía el “fiado”.
Han transcurrido unos cuantos años, la pandemia, la situación económica en el país, ha hecho que muchos se han visto obligados a cerrar sus puertas o bajar la Santamaría, y de la misma manera hay otros que han aprovechado para crecer, es el caso de que un lugar que en la actualidad atiende a sus clientes hasta altas horas de la noche, ofrece servicio de delivery dando oportunidad a otras personas que sean lucrados trabajando honestamente, se trata de Kometelotodo, estuvo cerrado por espacio de cuatro años, el sector cayó demasiado luego de la pandemia, originalmente su propietario Miguel Ángel Vernice abrió en sociedad con su hermano Sergio, donde tenían hace 20 años un carrito de perros calientes, una cava con refrescos variados, ahora acaba de abrir ofreciendo junto a su socia (su señora esposa) un lugar muy agradable, muy buenas y bien rellenas hamburguesas, perros calientes, gaseosas y “chuchería” variada, Kometelotodo está situado diagonal al Hotel Roraima, parte atrás del edificio Tucán.
Estoy claro que se me escapó más de un restaurant o lugares de comidas, hice lo posible, pero eso ha sido posible a MIS ANDANZAS.
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