Juan López, un obrero de 62 años que vive en la parroquia Los Cortijos del municipio San Francisco recuerda con nostalgia cuando la empresa para la que trabajaba le daba sus aguinaldos navideños, se emocionaba porque “sabía que con ello vestía y compraba ropa nueva y juguetes a sus hijos”.

Para López la realidad actual es otra. Desde hace varios años no ha vuelto a repetir la hazaña de vestir todos los días de festividades decembrinas a sus hijos. Su sueldo no da para ello.

“Las navidades en Venezuela ya no son como antes, ahora para poder vestir a mis tres hijos necesito entre 400 y 500 dólares y eso sólo es un estimado. Lo triste es que con un sueldo como el mío, si acaso puedo comprarles una camisa nueva”.

Los roperos, ventas de garaje y los trueques de prendas en internet se han hecho comunes en los hogares venezolanos, convirtiéndose, en medio de la hiperinflación venezolana, en una nueva tradición.

“La inflación nos está comiendo, todo supera al salario actual. La mayoría de las familias en estas navidades no van a estrenar nada, es triste y lamentable, pero es así”, concluyó el obrero.

La ropa y sus precios

Con un país en medio de una dolarización camuflada, porque el bolívar sigue siendo la moneda oficial, Noticia y Punto salió a visitar los principales mercados que ofrecen ropa nueva y usada para conocer las opciones que los zulianos tienen para vestir a sus familias en estas navidades y días festivos.

La Calle 200 del sector El Caujaro, se ha convertido en una réplica del mercado Las Pulgas. Buhoneros en las aceras y toldos en los frentes de los locales abundan en una vía repleta de gente en busca de las mejores ofertas.

Vestidos, jeans, camisas, franelas, conjuntos, zapatos y sandalias llenan las vitrinas de los comercios. Todos a la vista de los clientes que buscan resolver por lo menos una mudita para sus muchachos.

William Santiago, un electricista de 55 años que reside en el sector Los Cactus del municipio sureño, asegura que muchas familias vestirán a sus hijos solamente el 24 de diciembre, porque no les alcanza para más.

“Eso era antes que podía vestir a mis hijos el 24, el 25, el 31 y el 1 de enero, era una época de esperanza, pero ahora es muy difícil, tengo 5  muchachos y lo poco que gano no me da para hacer eso este año”.

Vestir a un niño puede costar entre 80 y 100 dólares. Los precios de los jeans oscilan entre los 15 y 20 billetes verdes. Las camisas y franelas también pueden costar lo mismo. Mientras que un par de zapatos, de marca poco conocida puede costar hasta 25 dólares, eso sin contar la ropa interior, medias y otros accesorios.

Por otro lado vestir a una niña suele ser un poco más costoso. Un vestido puede costar entre los 30 y los 50 dólares. Sin embargo los conjuntos más sencillos pueden ser un resuelve para muchos que no cuentan con suficientes recursos y se pueden encontrar entre los 8 y los 15 dólares.

Las sandalias, zapaticos y medias para niñas pueden costar entre los 20 y los 25 dólares, eso sin incluir las moñeras, cintillos, lazos y pulseras.

Indudablemente, la tradición puede vaciar el bolsillo de una familia. Muchos prefieren abstenerse de prioridades en sus casas para ofrecerles a sus hijos su ropita nueva en navidad. Otros “en silencio” buscan opciones de ropita usada “como nueva” para no perder la tradición.

A pesar de que la economía en Venezuela sigue siendo cambiante y que, indiscutiblemente, el salario mínimo no alcanza para nada, los venezolanos prefieren, cueste lo que cueste, seguir con la tradición de siempre. Ha quedado claro que lo más importante es disfrutar de las navidades en familia y recibir el año nuevo con felicidad. Así somos los venezolanos.

Agencias

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