Aunque la salud mental de la población en general se ha visto afectada por la pandemia, son los trabajadores de la salud quienes han estado más expuestos a este problema. Específicamente en Latinoamérica, entre el 14,7 y el 22 por ciento de ellos tiene síntomas de un episodio depresivo.

Si bien es esperable que quienes están en la primera línea desarrollen más patologías mentales, son varias las potenciales explicaciones para ello, dijo a SciDev.Net Franco Mascayano, investigador asociado de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, y colíder del trabajo publicado en la revista Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology.

Entre ellas están el miedo a contagiarse y a contagiar a otros, pero también la sobrecarga y las malas condiciones laborales.

“A ello se suma la falta de apoyo en términos familiares o a quienes se contagiaron, entre otros”, dijo el investigador.

Durante el 2020 la Universidad de Chile, la Universidad de Columbia y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se unieron para crear HEROES (HEalth caRe wOrkErs Study), un programa de monitoreo del estado de la salud mental del personal de salud que ha estado en la primera línea del combate de la COVID-19.

Hasta ahora se han recolectado datos en 26 países de América Latina y de otras partes del mundo.

Para lograr seguimiento en la región, HEROES entrevistó a 14.502 trabajadores sanitarios de Latinoamérica: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Bolivia, Guatemala, México, Perú, Puerto Rico, Venezuela y Uruguay.

La primera encuesta fue hecha en septiembre de 2020, y hay tres más de seguimiento a los seis, doce y 24 meses.

Con esos datos, los investigadores pudieron determinar que los trabajadores de la salud de Colombia son los que más tienen malestar psicológico, seguidos por los de Argentina, Brasil, Chile y Bolivia. Los de Guatemala, México, Perú, Puerto Rico, Venezuela y Uruguay se encuentran en el otro extremo.

El impacto de la pandemia de COVID-19 en la salud mental de los trabajadores de la salud: protocolo de estudio para el estudio COVID-19 HEalth care workErS (HEROES). Soc. Psiquiatría Psiquiatría Epidemiol (2022). Fuente: Mascayano, F., van der Ven, E., Moro, M.F. et al.

Por otro lado, el país que tiene más profesionales de la salud con síntomas de depresión es Chile, con 36,7 por ciento, y Venezuela el que tiene menos, con 13 por ciento.

Chile también lideró las cifras cuando se consultó por la sintomatología de depresión severa, con un 15,36 por ciento. Le siguieron Brasil con 13 por ciento, Guatemala con 10,23 por ciento y Colombia con 10,15 por ciento.

Mientras que los porcentajes de los demás países estuvieron entre entre 3, de Venezuela, y 9,6 por ciento.

Además, en algunos países solo un tercio de los encuestados que necesitaron atención psicológica la recibieron.

“Un dato relevante que encontramos es que las mujeres reportan sentir que no tienen condiciones adecuadas para trabajar, pensando en que por ejemplo todos los implementos de protección están hechos en base a los cuerpos de los hombres”, especificó Mascayano.

Y a ello se suma, entre otros, el doble rol de cuidadoras cuando están a cargo de niños o de adultos mayores.

Este es un gran problema a resolver, continuó el investigador, porque la mayoría del personal de salud precisamente son mujeres, e incluso en algunos centros que participan del monitoreo, ellas son hasta el 80 por ciento del personal.

Los datos también develaron mayor presencia de ideas suicidas.

La mayoría de los 11 países reportaron entre 5 y 15 por ciento del equipo con esos pensamientos. En este caso, Colombia y Venezuela tuvieron los menores porcentajes, mientras que Chile y Bolivia los más altos.

“Esta información es importante porque en Latinoamérica la recolección de datos epidemiológicos de salud mental son muy escasos”, aseguró a SciDev.Net Alberto Aedo, jefe de la Unidad de Trastornos del Ánimo de la Universidad Católica y psiquiatra de la Red de Salud UC Christus, quien no fue parte del estudio.

“En Chile miramos estudios hechos en los 90s. Estamos atrasados en 20 años”, agregó.

Aunque al psiquiatra le llama la atención que los resultados no difieran en extremo de un país a otro, aseguró que es necesario tener estudios a nivel nacional y regional.

“La migración es un fenómeno que no va a parar y necesitamos ciertos parámetros comunes para enfrentar la salud mental”, dijo. Esto sobre todo pensando en las diferencias culturales que hay entre los países.

Si bien Venezuela, que tuvo los menores porcentajes en todos los parámetros, parece ser un caso que se salta la regla, es parte de un fenómeno que aún no tiene explicación.

Aún no se entiende por qué las tasas de prevalencia de enfermedades mentales suelen ser mayores en países más desarrollados o con condiciones de vida más resueltas, explicó Franco Mascayano.

Pero también queda por responder, dijo, por qué las condiciones laborales, sobre todo a nivel de atención de salud primaria en Latinoamérica, siguen siendo tan precarias después de dos años de pandemia y de toda la presión que ha tenido el sistema.

“Ellos pasaron de ser héroes, en muchos lugares, a ser discriminados y estigmatizados”, ejemplificó con una de las aristas del problema.

Agencias

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