A través de un anuncio, el equipo de la Agencia Espacial Europea (ESA), aprobó la misión LISA (Antena Espacial de Interferómetro Láser) para 2025, siendo el primer proyecto que permite localizar y examinar las ondas gravitatorias desde el espacio. 

 

LISA actuará como una constelación en forma de triángulo equilátero preciso, y formada por tres naves que estudiarán la órbita de la Tierra alrededor del Sol.

 

Cada nave mantendrá una distancia de 2,5 millones de kilómetros de largo con respecto a las demás, siendo seis veces más amplia que el recorrido entre la Tierra y la Luna. 

 

Estas naves realizan un intercambio de rayos láser a lo largo de la distancia entre ellos. Se estima que su lanzamiento será para 2035, siendo transportados por el cohete ‘Ariane 6’.

 

Aporte al estudio universal

 

Una de las teorías más acertadas de Albert Einstein es sobre la aceleración de los objetos masivos, los cuales agitan el tejido espacio temporal, originando una pequeñas ondas gravitatorias.

 

LISA posee los avances tecnológicos para hallar las ondas en el espacio-tiempo del basto universo, mayormente generadas por el choque entre grandes agujeros negros en medio de las galaxias. 

 

De esta manera, se podrá indagar en el origen de estos cuerpos o descubrir el papel que ocupan en el desarrollo de las galaxias.

 

Este proyecto espacial está acondicionado para captar el sonido gravitacional de los primeros momentos del universo, que son parte de las teorías modernas y presentan un enfoque preciso de los primeros segundos tras la exploción del Big Bang. 

 

Así mismo, las ondas gravitatorias poseen datos sobre la distancia de los cuerpos que las emitieron. Esto facilitará el trabajo del grupo para medir la configuración de la expansión universal con un sistema distinto a los métodos implementados por la misión ‘Euclid’, corroborando sus resultados. 

 

Detección de ondas 

 

Para capturar estas ondas gravitacionales, LISA usará cubos macizos de platino y oro, siendo llamadas masas de prueba, las cuales flotan en una carcasa singular en el centro de cada nave. 

 

Las ondas gravitatorias crearán ligeros configuraciones en las distancias entre las masas de las naves espaciales y el programa detectará estas variaciones por medio de la interferometría láser. 

Tal método requiere disparar rayos láser entre las naves y después superponer la señal para encontrar los cambios en las distancias de los cuerpos en unos mil millonésimas de milímetros. 

 

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