En representación de cuatro valquirias, al tempo de la música de Richard Wagner, cuatro argentinas (Ayelén Clavin, Carla DiGrazia, Bárbara Alonso y Carla Rímola) bajan por los pasillos del Teatro Jorge Eliécer Gaitán completamente desnudas, en una puesta en escena que pretende desactivar estereotipos y denunciar los prejuicios que se encarnan en el cuerpo de la mujer y lo intoxican.

La Wagner recalca las distintas facetas que adopta el erotismo según la perspectiva de cada persona sin dar tregua al espectador, llegando a ser asfixiante con la representación de una violación o la música angustiosa acompañada de la violencia entre las artistas.

No hacen falta más que cuatro sillas y un juego de luces, que van de lo tenebroso a lo celestial, para glorificar el cuerpo desnudo y su represión, ante los ojos de los espectadores, una crítica contra la violencia de género y una sexualización de los cuerpos de las artistas, merecedora de una ovación de pie luego de su presentación en Bogotá el 11 de agosto.

Pablo Rotemberg, director de la pieza, eligió a Wagner para crear la obra, algo que sabía sería “complejo” por la exploración que el músico hacía de la expresión emocional, contó a Efe, y asumió el reto de trabajar con los cuerpos de mujeres, tomarlos como «un objeto de investigación y de estudio».

La obra del argentino Rotemberg, estrenada por primera vez en 2013, en Buenos Aires, se enmarca en el conjunto de representaciones, conversatorios, talleres y charlas del Festival Internacional de Artes Eróticas (Aefest), que de acuerdo al Instituto Distrital de las Artes (Idartes) «será un espacio seguro para hablar de las sexualidades alternativas, sobre la erótica en los cuerpos y, por supuesto, la educación sexual».

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