Durante décadas se ha ido construyendo una imagen dicotómica de las dos especies de primates más cercanas a la humana: mientras los chimpancés (Pan troglodytes) son muy agresivos y la violencia está en la base de sus relaciones sociales, los bonobos (Pan paniscus), son los primos pacíficos, que arreglan casi todas sus desavenencias con sexos y caricias. Sin embargo, la observación de varias comunidades de ambas especies durante miles de horas muestra que las cosas con algo más complejas: los bonobos macho llegan a triplicar las agresiones realizadas por los chimpancés cuando el agredido es otro macho.
“Recuerdo que al inicio de mi primera temporada de campo, estábamos en la selva y los bonobos acababan de despertarse, todavía estaba todo en calma cuando escuché gritos y llantos. Vi dos bolas de pelo corriendo entre los árboles, un bonobo persiguiendo al otro. Fue una agresión, por la mañana, tan temprano. Vi otra unos 10 o 15 minutos después. Me suscitó muchas preguntas sobre el uso de la violencia por parte de los bonobos”, rememora la investigadora de la Universidad de Boston, Maud Mouginot, de su estancia de cuatro meses en la Reserva Kokolopori Bonobo (República Democrática del Congo) en 2019, que siguió a otra temporada el año anterior en el Parque Nacional Gombe, donde hay varias comunidades de chimpancés. Esos dos periodos observando a las dos especies fueron la base para iniciar un trabajo que ahora, un lustro después, acaba de publicar sus resultados en Current Biology.
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