Luiz Inácio Lula da Silva, de 77 años, juró este 1 de enero ante el Parlamento como nuevo presidente de Brasil para el período 2023-2027. El izquierdista que llega al poder por tercera vez prometió que su gestión se concentrará en sacar del hambre a 33 millones de personas y de la pobreza a otras 6 millones.
Aseveró que defenderá y hará cumplir la Constitución, las leyes y promoverá el bien general del pueblo brasileño. También dijo que buscará sustentar la unión, la integridad y la independencia de Brasil. Agregó que el fortalecimineto de la democracia y la sobernaía nacional serán los pilares de su gobierno.
Aseguró que este mismo día firmará medidas para reorganizar las estructuras de poder y planificar la refundación de planes y programas para atender a las poblaciones vulnerables. También prometió acabar con la desigualdad por asuntos de género y raza en los diferentes ámbitos sociales.
«Revocaremos todas las injusticias cometidas contra los indígenas. También es responsabilidad del ministerio de Derechos Humanos a velar y actuar para que cada ciudadano tenga el respeto de sus derechos fundamentales y el debido acceso a los servicios públicos», agregó.
Lula da Silva aseveró que en la gestión del presidente salien Jair Bolsonaro, quien no asistió a su investidura, vaciaron los fondos de la saluda, desmantelaron la educación, la cultural la ciencia y la tecnología hasta agotar los recursos que deberían ser destinados para la seguridad escolar y para la asistencia social.
«Dilapidaron a las estatales y los bancos públicos. Los recursos del país fueron echo rapiña para saciar la estupidez de rentistas. Asumo el compromiso de reconstruir el país y hacer un Brasil para todos», agregó. Dijo que el resultado de los trabajos que hizo su equipo en los sectores de Brasil serán enviados a los diputados, universidades y las centrales sindicales «para que sepan cómo encontramos al país y cada uno haga su evaluación»
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