
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva sumó este viernes otra victoria ante Donald Trump, tras la decisión de Washington de retirar sanciones contra el juez Alexandre de Moraes, instructor del caso golpista de Jair Bolsonaro (2019-2022).
De Moraes había sido incluido en lista de violadores de derechos humanos, con congelamiento de bienes en EE.UU. Esta reversión completa la desescalada por el juicio contra el ultraderechista, aliado de Trump.
La ministra Gleisi Hoffmann celebró «gran victoria de Brasil». La familia Bolsonaro la recibió «con pesar», pese a impulsarla. Lula defendió soberanía: «Nadie respeta a quien no se respeta».
En julio, Trump impuso aranceles 50% –los más altos– a importaciones brasileñas y sancionó al magistrado por «persecución política». Lula respondió con gorra «Brasil es de los brasileños», repuntando en encuestas preelectorales 2026.
El Supremo condenó a Bolsonaro a 27 años e imputó coacción a su hijo Eduardo, radicado en EE.UU. para presionar sanciones.
Reuniones que cambiaron el rumbo
Tras meses sin responder llamadas, Trump suavizó en septiembre. En ONU (Nueva York), sintió «química excelente». En Malasia (octubre), admiró recuperación de Lula post-corrupción anulada y lo llamó «vigoroso».
Lula recordó atentado golpista contra él: «A rey muerto, rey puesto». Resultados: noviembre eliminó aranceles a café/carne; viernes, sanción a De Moraes. Camino despejado para distensión entre gigantes continentales.
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