El presidente francés, Emmanuel Macron, hizo una visita sorpresa a Marsella este martes para lanzar una macro operación contra el narcotráfico prevista para durar varias semanas y en la que se van movilizar 4.000 agentes en todo el país.
No es casualidad que el jefe del Estado eligiera la segunda ciudad del país para encarnar este golpe de efecto, porque Marsella está siendo pasto de las mafias, cuyas guerras internas provocaron el año pasado 49 asesinatos, la mayor parte por el control de los puntos de venta de drogas o por ajustes de cuentas.
«En Marsella y en otras ciudades del país hemos lanzado una operación sin precedentes para atacar al tráfico de drogas, asegurar el orden público y hacer una limpieza a fondo», señaló Macron en la red social X poco antes de llegar a la ciudad mediterránea.
Acompañado de sus ministros de Interior, Justicia y Urbanismo, se reunió con los principales responsables de la seguridad, empezando por el delegado del Gobierno, Pierre-Edouard Colliex, nombrado hace un mes con un mandato claro: declarar la guerra al narcotráfico.
El propio responsable de Interior, Gérald Darmanin, avisó de que la acción cambiaba de dimensión: «Ya no luchamos solo contra los vendedores de hachís, ahora vamos contra las auténticas mafias».
«Yoda» y «DZ»
«Han cobrado fuerza financiera suficiente para hacer la competencia al Estado, comprar inmuebles y amenazar la vida de importantes responsables políticos (…) Tenemos que elevar el nivel para matar a la mafia, no solo atacando sus tentáculos sino golpeando su cabeza», agregó el ministro.
En Marsella, la rivalidad entre dos bandas, «Yoda» y «DZ mafia», ha puesto en jaque la seguridad de la ciudad, y ha provocado también tensiones en otras ciudades, incluso en el extranjero, como lo puso de manifiesto el asesinato a sangre fría de dos responsables de la primera en la ciudad española de Salou en mayo de 2023.
Desde entonces, se suceden las operaciones antidroga, como el arresto el pasado 8 de marzo en Marruecos de Félix Bingui, alias «el gato», líder del clan «Yoda». Macron pretende ahora ir más lejos para descabezar esas organizaciones.
Los responsables policiales han constatado que los miembros de esas mafias son cada vez más jóvenes y actúan de forma más violenta, sin miedo a provocar tiroteos como el que tuvo lugar en una céntrica calle de Marsella hace unos días.
El presidente se trasladó al barrio de la Castellane de la ciudad mediterránea, particularmente controlado por esas bandas, donde prometió a los ciudadanos una acción decidida en la lucha contra el narcotráfico.
Allí escuchó de boca de un mando policial que esas mafias habían crecido de forma exponencial en esas calles «donde no hay ajustes de cuentas, porque se sienten en casa».
Después recorrió varias calles donde los vecinos se quejaban de que si el tráfico de drogas ha cobrado tanto peso es porque los jóvenes del barrio no encuentran una salida honrada.
Esta operación antidroga se puso en marcha pocos días después de que la encargada del crimen organizado en la Fiscalía de Marsella, Isabelle Fort, asegurara que Francia «está perdiendo la guerra contra los traficantes» y pidiera una intervención del Estado para evitarlo.
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