Bangkok.-Los monos han sido utilizados para recolectar cocos en Tailandia desde hace un siglo, pero los ecologistas creen que es una forma de explotación animal y han promovido un boicot internacional que ha desatado una fuerte polémica en Tailandia.
La ONG Personas para el Trato Ético de los Animales (PETA) puso en marcha la semana pasada una campaña que denuncia el uso de monos para recoger cocos con los que se elabora leche, harina y otros productos que empresas tailandesas como Aroy-D y Chaokoh exportan a todo el mundo.
Los animalistas han conseguido que desde finales de la semana pasada varias cadenas de supermercados británicos hayan dejado de vender productos de las empresas implicadas, lo que puede suponer grandes perdidas para el sector en Tailandia.
El grupo Aroy-D, uno de los principales exportadores de leche de coco, negó este martes que sus productos se elaboren con frutas recogidas por los monos, al día siguiente de que el Gobierno tailandés defendiera al sector de las acusaciones de maltrato animal.
Monos encadenados y estresados
«Los investigadores de PETA visitaron cuatro ‘escuelas de monos’, ocho granjas y una competición de recolección de cocos, en las que monos encadenados -capturados supuestamente cuando son crías- eran forzados a escalar cocoteros y coger los cocos para su exportación a lo largo del mundo», indican los activistas en un comunicado.
En un vídeo de la investigación, se puede ver a los macacos atados y en jaulas aparentemente estresados y cómo son utilizados para escalar los altos cocoteros y recoger los frutos.
«Sin la libertad de moverse, socializar con otros o hacer nada que sea importante para ellos, estos animales inteligentes pierden poco a poco sus mentes. Empujados por la desesperación, se mueven en círculos en torno de los pequeños espacios sucios donde están encadenados», señala PETA, que se opone a la explotación y el consumo de animales.
La ONG asegura que a veces las crías de macacos son capturadas ilegalmente y son entrenadas para recoger cocos, que son supuestamente enviados a grandes productores y exportadores tailandeses como Aroy-D y Chaokoh, y hasta para participar en espectáculos para turistas.
Boicot internacional
En 2019, Tailandia exportó leche de coco a más 120 países por un valor de 408 millones de dólares, principalmente a Estados Unidos (35%), Australia (9%) y Reino Unido (8%), según datos oficiales.
Los activistas dicen que más de 15.000 tiendas dejarán de vender productos de las empresas implicadas en su investigación, tras el boicot anunciado por las cadenas británicas Walgreens Boots Alliance, Waitrose, Co-op, Ocado y Morrisons, así como la estadounidense Ahold Delhaize y la holandesa Albert Heijn.
También señalan que la recogida con monos no es eficiente porque no diferencian los cocos maduros e inmaduros y que otros productores en Brasil, Colombia o Hawai recolectan los cocos con elevadores hidráulicos en tractores, cuerdas o plataformas, sin tener que depender de animales.
Tailandia se defiende
En Tailandia, las denuncias de PETA han sido desmentidas por el Gobierno tailandés, que insiste en que los productos de cocos para la exportación no usan monos y tiene previsto reunirse mañana con empresas del sector y ONG para abordar la polémica.
En su página de Facebook, el grupo Aroy-D ha querido atajar las críticas al subrayar que sus productos no usan cocos recogidos por los macacos.
«Confirmamos que todos los productos de Aroy-D que actualmente se venden internacionalmente no utilizan trabajo animal. Los cocos son recogidos con varas cosechadoras y procesados en fábricas», señala la empresa.
También algunos pequeños productores han defendido en los medios tailandeses que el uso de los macacos es una tradición de hace cien años y que los monos, que son criados en cautividad para este fin, permiten una cosecha más eficiente.
Las réplicas a PETA han venido asimismo de internautas tailandeses como Phacha Phanomvan, quien afirmó que, según algunos estudios antropológicos, los monos son tratados como «miembros de la familia» en las pequeñas granjas cocoteras y reiteró que las grandes plantaciones no utilizan animales.
«Si PETA tiene pruebas contra una plantación específica, debería usar medios legales para denunciar violaciones individuales en lugar de lanzar una campaña indiscriminada contra toda la industria», señaló Phacha, quien subrayó que Tailandia cuenta con legislación contra el maltrato animal.
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