Buenos Aires.-Tres meses sin salir de casa eran demasiados para Baltazar Tokman, un director de cine argentino que al principio del confinamiento se planteaba una y otra vez la misma pregunta: ¿cómo emplear las virtudes del séptimo arte para ayudar a los demás en medio de una pandemia global? y de esa premisa nace Murciélagos.
La respuesta fue Murciélagos, un «experimento audiovisual» de algo más de una hora de duración grabado íntegramente en medio de la cuarentena, con un elenco de «actores de primera línea» y cuya recaudación se donará al Banco de Alimentos de Buenos Aires, a través de la ONG Amnistía Internacional.
«Como cineastas nos vimos imposibilitados de hacer lo que queríamos hacer, y también había como una necesidad de estar presente y de ayudar», explica a Efe por videoconferencia Tokman, responsable de una cinta que se estrenará de forma online el próximo 2 de julio.
UNA PELÍCULA DE «UNIVERSOS PARTICULARES»
Protagonizada por Óscar Martínez, Peto Menahem, Julieta Vallina y Luis Ziembrowski, entre otros actores argentinos de renombre, ‘Murciélagos’ está compuesta por ocho cortometrajes individuales, unidos entre sí por un hilo conductor que «los envuelve a todos».
«Son historias de vínculos y universos particulares. Hay una situación que las atraviesa a todas, que es la pandemia, pero el foco está puesto en cada uno de sus personajes», señala Tokman, director de una de las ocho historias y supervisor general de la película.
De esta forma, la película retrata dinámicas y conflictos propios del confinamiento, con una «liberación» final de los protagonistas.
«Cada uno de esos personajes es un poco un murciélago y, a su vez, está observado por otro murciélago, y esa es una observación que juzga y de la cual hay que liberarse», agrega.
EL DESAFÍO DE RODAR EN PLENA CUARENTENA
Para el cineasta, ya acostumbrado a la dirección a distancia, este proyecto planteaba un reto de otra naturaleza, puesto que ninguno de los 40 miembros del equipo podría reunirse en persona, ni a la hora de filmar ni tampoco para el montaje definitivo de la cinta.
Por ello, recurrieron al ingenio para establecer un plan de rodaje factible, basado en un conocimiento preliminar de los espacios de grabación, de los comportamientos de la luz en dichos espacios y también en la definición de quiénes serían los camarógrafos -casi siempre, familiares del propio actor o actriz-.
Una vez concretados estos puntos y repartidos los roles, con nueve directores en total, arrancó un rodaje que se prolongó durante un mes y medio y que se llevó a cabo con dos teléfonos móviles por historia, uno dedicado a grabar y otro a transmitir la filmación en tiempo real a los directores, algo que resultó «fascinante».
«Tuvimos que ir acostumbrándonos a esa dinámica, muchas veces sin ver exactamente lo que filmaban, pero desde un punto de vista parecido (…). Es una experiencia nueva que atravesamos y que también fue muy fascinante, porque es descubrir nuevamente dificultades que uno no tenía antes», admite Tokman.
«No solamente dirigimos actores -añade-, nosotros dirigimos las cámaras, la luz, entendimos qué vestuario tenían los actores, qué utilería tenían… Pensamos una película en forma global, un experimento en un tiempo determinado, con unas pautas determinadas. Creamos nuestro propio dogma y lo llevamos a cabo».
El propio guión también estuvo sujeto a varios cambios: la historia que en un primer momento escribieron Tokman y el resto de guionistas no era rígida, sino que se fue construyendo con las circunstancias propias de cada uno de los protagonistas «porque eso la enriquece».
«Es un trabajo en donde la realidad nos nutre y nos hace cambiar, y ese cambio es siempre positivo», subraya el supervisor general de ‘Murciélagos’.
SUMAR «VOLUNTADES» PARA AYUDAR A LOS DEMÁS
Más allá del desafío de grabar una película en estas circunstancias, tanto Tokman como el resto de responsables de ‘Murciélagos’ llevaron a cabo este proyecto como una forma de «estar presentes» y aportar su «granito de arena» en medio de la pandemia, que ha afectado especialmente a los más vulnerables.
Fue por eso por lo que contactaron con la filial de Amnistía Internacional en Argentina, una organización sin ánimo de lucro que será la encargada de emitir la película a través de su página web y de donar todo lo recaudado al Banco de Alimentos de Buenos Aires, una entidad que ayuda a «más de mil comedores».
Tokman confiesa que están encantados por «haber colaborado de esta manera» e insta a los espectadores a contribuir con lo que puedan.
«Eso es un poco lo que nos movilizó. Quisimos ayudar, estar presentes en estos momentos y hacer una película que sea una suma de voluntades, de actores de primer nivel, de directores de primer nivel… Que sea algo que impacte», asevera.
UN «EXPERIMENTO» INÉDITO HASTA AHORA
En ese sentido, el realizador argentino cree que ‘Murciélagos’ será «muy bien recibida» por el público, al constituir un «contenido casi único» que se generó en un «momento muy especial de la humanidad», por lo que confía en que se recuerde como una suerte de «bitácora» de la época presente.
Y es que, según el director, la cinta es un experimento «solidario» y «audaz» que trascendió lo que muchos otros cineastas realizaron esta cuarentena.
«He visto que se han hecho otras cosas también, pero nosotros hicimos algo en donde lo que sucede es cuando lo ves, si no te cuentan que se hizo en una situación de aislamiento, no te das cuenta, y eso es un mérito», manifiesta Tokman.
En cualquier caso, ‘Murciélagos’ supondrá a buen seguro un soplo de aire fresco para los espectadores argentinos, quienes todavía ven muy lejana la vuelta a las salas de cine.
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