EFE

Japón.- Nara es una edificación bastante antigua, ubicada al oeste de la isla de Honshu empezó a erigirse en 1901 y las obras finalizaron siete años después. 

Construida en ladrillo rojo y de estilo románico, la de Nara es la única prisión intacta entre las cinco que construyó el Gobierno Meiji (1868-1912) con el objetivo de modernizar las instalaciones penitenciarias del país tras su reapertura internacional.

El Gobierno dotó de gran relevancia a la prisión, de la que se expuso una maqueta en la Exposición británico-japonesa de Londres en 1910 para que el mundo viera la modernización del archipiélago, que había permanecido prácticamente aislado durante más de dos siglos.

Las instalaciones, que cuentan con una superficie de unos 106.000 metros cuadrados, fueron ampliadas en años posteriores hasta su estado actual y en 1946 comenzó a usarse como prisión juvenil, una función que mantuvo hasta su cierre en 2017, cuando las autoridades comenzaron a buscar operadores para reinventar el complejo.

Reconocida como bien de interés cultural, será la primera cárcel de Japón en ser convertida en hotel en un proyecto “atípico” en el país, pero popularizado “especialmente en países occidentales”, explica a Efe Catherine Peng, del departamento de comunicación de Hoshino Resorts, la cadena hotelera que operará el complejo.

Una reconstrucción que es todo un desafío

El esbozo temprano del plan para el hotel muestra que tendrá unas pocas decenas de habitaciones y que las áreas de almacenamiento y los cuartos usados antaño por los guardias serán áreas comunes.

Hoshino Resorts reconoce que aunque convertir una prisión con más de cien años de historia en un hotel “podría ser un desafío” tanto por su pasado como por su valor patrimonial, se sienten “más bien emocionados” y no presionados, y lo consideran una gran oportunidad “para mejorar el turismo de Nara”, un destino turístico exprés.

La ciudad, antigua capital del país en el siglo VIII, es conocida por los ciervos que campan a sus anchas por sus calles y parques, y suele ser destino frecuente de viajes de menos de un día para ver a los animales y otros atractivos como el gran Buda de bronce del templo Todaiji (el mayor de Japón) o el santuario Kasuga Taisha.

En 2017 el número de visitantes que llegaron a la ciudad aumentó un 4,96 % interanual hasta superar los 16,3 millones de personas, de las que únicamente 1,8 millones pernoctaron en ella, según cifras facilitadas por la sección cultural del Ayuntamiento de Nara.

El proyecto se les asignó en enero de este año, por lo que está en un estadio temprano y quedan muchos detalles por decidir, aunque la fórmula escogida es un hotel de lujo, lo que permitiría recuperar los costes de renovación y generar ganancias. Aunque Peng evita dar cifras porque todavía están decidiendo “dónde y qué renovar”, según las estimaciones del proyecto original del Ministerio japonés de Justicia, los costes de renovación podrían superar los 15.000 millones de yenes (unos 120 millones de euros).

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