El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, habla ante la Asamblea General de la ONU, este 22 de septiembre de 2023, en Nueva York (EE.UU.). EFE/Justin Lane

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, utilizó este viernes su tribuna ante la Asamblea General de la ONU para pedir al mundo que ponga a Irán ante «una verdadera amenaza nuclear».

Irán, archienemigo de Israel desde hace décadas, no solo está torpedeando sus acuerdos de paz con varios países árabes -argumentó Netanyahu-, sino que ha desarrollado un programa nuclear a pesar del escrutinio del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

«Por encima de todo, Irán debe se puesto ante una amenaza nuclear creíble. Y mientas yo sea primer ministro de Israel, haré todo lo que esté en mi mano para evitar que Irán consiga armas nucleares», dijo el jefe de Gobierno del único país de la región que posee armas nucleares, aunque nunca lo haya reconocido expresamente.

Además de las habituales invectivas contra Irán como presunto patrocinador del terrorismo internacional, que son una constante en los discursos de Israel en la ONU, Netanyahu tendió la mano a los países árabes que han firmado o quieran firmar acuerdos de paz con Israel, y particularmente a Arabia Saudí, con la que se negocia un acuerdo con mediación estadounidense.

«Contando juntos con el impulso del príncipe heredero (saudí) Mohamed Bin Salmán, podemos modelar un futuro de grandes lecciones para nuestros pueblos», dijo, y aprovechó entonces para mostrar un «mapa ideal» de Israel rodeado de países árabes aliados, que sería nexo de unión entre Asia y Europa con un potencian de prosperidad para 2.000 millones de personas, dijo.

Sin embargo, este acercamiento a los países árabes tiene una piedra en el zapato: según Netanyahu, son los palestinos los que se oponen a la paz con Israel con «su constante demonización del pueblo de Israel», y sobre todo el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, y sus «horribles conspiraciones antisemitas contra el pueblo y el estado de Israel».

Por ello, trató de separar a los árabes de los palestinos y animó a los estados de la región a avanzar hacia la paz sin estos últimos: «No podemos dar a los palestinos un (poder de) veto sobre nuevos tratados de paz con los árabes», proclamó.

Es más -argumentó-, una extensión de la paz con más estados árabes solo puede «aumentar las esperanzas de paz entre palestinos e israelíes», pues esos posibles nuevos acuerdos harán a los palestinos «abandonar la fantasía de destrozar Israel».

Israel lleva varios años cortejando a varios países árabes para firmar la paz, pero se niega a aceptar la llamada «iniciativa árabe de paz» planteada ya en 2002 y que consiste en ofrecer un reconocimiento global de todo el mundo árabe al estado de Israel a cambio de que Israel reconozca el derechos de los palestinos a otro estado en las fronteras de 1967 reconocidas internacionalmente.

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