“En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas. Y los fariseos y los escribas le preguntaron: «Por qué tus discípulos no siguen las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?». Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de la hipocresía de ustedes, al escribir: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”. Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios para aferrarse a la tradición de los hombres». Y añadió: «Anulan el mandamiento de Dios por mantener su propia tradición. Pues, Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre” y “el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte”. Pero ustedes en cambio dicen: “Si uno le dice al padre o a la madre: los bienes con que podría ayudarte son ‘gorbán’, es decir, ofrenda sagrada”, entonces les está permitido no ayudarlos. Y así invalidan la palabra de Dios en nombre de su tradición. Y como esta hacen muchas otras cosas semejantes”.
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela
La Iglesia universal celebra hoy la fiesta entre otros santos en honor a San Teodoro de Amasea, región de Turquía. Nació en Asia Menor a mediados del siglo III. Fue un general del ejército romano, convertido al cristianismo, por lo que es uno de los santos ex-militares griegos del siglo IV. Su martirio es conocido como la pasión de San Teodoro.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Marcos, capítulo 7, versos del 1 al 13. en el que JESÚS confronta a las autoridades religiosas de Israel, por el tema de la pureza legal. Ya que algunos fariseos y letrados, critican a los discípulos de JESÚS, por no haber practicado el rito de la purificación, antes de comer. Es bueno recordar que, esta era una práctica ritual que las autoridades habían impuesto al pueblo.
Y por eso es que JESÚS, va a la raíz del problema y les echa en cara que, con tradiciones puramente humanas, anulan la voluntad de DIOS y crean una religión ritualista y exterior. Llegan incluso a abandonar el mandamiento de cuidar a los padres necesitados, con la excusa del culto. El Maestro denuncia la falsedad e hipocresía de una religión que se ha montado sobre normas, costumbres, tradiciones y ritos, que ocultan el Verdadero Rostro Misericordioso, Compasivo y Liberador de DIOS.
Recordemos que sobre tres grandes instituciones religiosas: la Ley, el Templo, y el culto giraban los pesados yugos que las autoridades ponían sobre las vidas de las personas, sobre manera de los más pobres. Y además de los pesados preceptos estaban también los impagables impuestos, por lo que un pobre nunca dejaba de ser un pecador, porque no tenía cómo pagar las ofrendas requeridas que anulan dichas faltas.
JESÚS, apunta a la interioridad de las actitudes y pone en evidencia la pesadez de la Ley, la vaciedad del culto y la corrupción religiosa encerrada en el Templo. Ya que, cuando las tradiciones humanas sustituyen a la Palabra de DIOS, nace una religión hipócrita, degradada, deshumana e inútil. Por eso es que, para JESÚS, la única Ley es el Amor, el único culto es la Misericordia, y el único Templo es el corazón del ser humano.
Al confrontarnos con el texto, y ponernos en el lugar de los fariseos veremos que muy probablemente también nosotros hayamos hecho de nuestras prácticas religiosas, una estructura demasiado pesada, que nos impide el encuentro con DIOS y con nuestros semejantes. Nos acostumbramos tanto a la rutina que no dejamos que el Espíritu Santo Tome control de nuestras vidas y por eso en vez de tener una verdadera oración de diálogo con DIOS, preferimos hacer rezos repetitivos que muchas veces no sabemos ni lo que significan, ni porqué lo decimos.
De allí que hoy sea el día para revisar si estoy cumpliendo con el mandato supremo de nuestro Señor, de amar a DIOS y a mi prójimo como a mí mismo, si de verdad estoy viviendo para servir, y si cada día de mi vida tengo claro que soy Templo del Espíritu Santo y por consiguiente cada uno de mis actos debe de ser una oblación de acción de gracia hacia mi Creador. Por lo que, dependerá de las respuestas el saber si estoy encauzado en un auténtico CAMINO de CONVERSIÓN personal y comunitaria.
Señor JESÚS, regálanos la sabiduría que proviene de Ti, para poder comprender, que Tu Ley del Amor está por encima de cualquier práctica religiosa, que el gran culto que tenemos que rendirte es la Misericordia hacia nuestros semejantes, y que el primer Templo que tenemos que respetar es la dignidad del ser humano. Amén.
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