El dolor agudo es una experiencia muy compleja, dinámica y subjetiva, es una experiencia sensorial y emocional no placentera, coexistente con daño tisular real o posible. El dolor puede servir como advertencia de lesión, los efectos del dolor son dañinos; despierta reacciones negativas fisiológicas, metabólicas y conductuales en los niños, tales como incremento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, de la presión arterial y de la secreción de catecolaminas, glucagón y cortiscosteroides. Su presencia origina anorexia (ausencia de apetito), con consecuente mal aporte nutricional, retraso en la cicatrización de las heridas, trastornos de la motilidad y el sueño, irritabilidad y regresión del desarrollo. Causa morbilidad notable y puede incrementar el riesgo de mortalidad. El dolor no tratado prolonga la hospitalización y la convalecencia.

El aprendizaje acerca del dolor en el niño sucede con la experiencia dolorosa y tiene efectos profundos sobre la percepción y las reacciones subsecuentes a él. El recuerdo del dolor en lactante es evidente cuando son llevado a las consultas y que ya han sido previamente vacunados o circuncidados.

Los seres humanos y los animales no se vuelven tolerantes al dolor y están sensibilizados a los efectos de este en el transcurso del tiempo. Por tanto, el reconocimiento y tratamiento del dolor son importantes para el bienestar inmediato de los lactantes y niños más grandes, y para su desarrollo óptimo a largo plazo.-

La valoración del dolor debe tomar en cuenta diversos factores tales como factores cognitivos(los niños más pequeños tienen mayores grados de dolor y angustia que los niños de mayor edad), factores psicológicos(los niños temen más a las agujas y las inyecciones y pueden negar el dolor para evitar ser inyectados),factores socioculturales(los niños chinos requieren menos analgesia que los niños occidentales), factor padres(la percepción y respuesta de los padres al dolor de los hijos influye poderosamente en la de los niños), factores del médico(el conocimiento y actitudes del equipo de salud acerca de la valoración del dolor de acuerdo al grupo etario que se atiende, y la experiencia personal del dolor, influye en las decisiones que se tomen sobre la terapia a realizar en los niños).

El dolor afecta no solo a la persona afligida, sino también a quienes están a cargo de la responsabilidad de aliviarlo. El dolor agudo  representa una enorme carga, y estamos conscientes que a veces los esfuerzos terapéuticos a menudo causan más dolor y angustia emocional, es el caso por ejemplo de los pacientes que sufren quemaduras graves.

El dolor es un componente que acompaña a la enfermedad y lesión pediátricas. Su tratamiento ha permanecido secundario al diagnóstico y a la terapia de la enfermedad. El deber del médico es aliviar el sufrimiento y por ello el dolor debe ser un elemento primario de atención. El dolor es, en un sentido, “lo que el paciente dice que es”.

En el niño es percibido no solo por el propio niño, sino también por los padres, hermanos y tutores. No debemos de subestimar la presencia y gravedad del dolor en lactantes y niños, lo que hace que el enfermo y la familia sufran en forma innecesaria. En la actualidad, los médicos tenemos la información, la destreza y los fármacos para suprimir por completo el dolor.

Hasta la próxima.-

Dr. Hugo Lezama Hernández.

Pediatra Puericultor.

Egresado de la Universidad de Oriente (UDO)

Miembro activo de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatria.Filial Bolívar. Secretario de Relaciones Institucionales, Periodo 2021-2023.-

 

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