Hay padres que acuden a la consulta preocupados porque han observado en su hijo(es más frecuente esta consulta con respecto al hijo varón que con la hembra) algunos rasgos que le hacen sospechar «afeminamiento».
Homosexual es un término que no significa lo mismo en el niño que en el adulto. Según Sigmund Freud, padre del psicoanálisis: «hasta pasada la pubertad no tomará forma definitiva el comportamiento sexual».
La homosexualidad en la infancia ha sido poco estudiada. Es bastante difícil descubrir precozmente este comportamiento sexual. A pesar de las múltiples investigaciones científicas sobre el origen de la homosexualidad, hasta el momento no existen elementos suficientes para hablar de niño o niña homosexual, ni para determinar que lo podría ser en la etapa de la adultez.
La homosexualidad se ha atribuido a factores genéticos, endocrinos, sociológicos o de relación en el trato de padres e hijos, sin embargo no se ha comprobado en sí su origen, pero lo que sí es un hecho es que no se «pega».
Si bien es cierto que hay niños que están determinados para ser homosexuales, que se van a manifestar como tales, no hay modo de definirlos desde la infancia. Prácticamente, la homosexualidad es invisible en la infancia.
Los padres deben saber que durante el periodo de la escolaridad y en la adolescencia pueden presentarse algunas actitudes psicosexuales mixtas e inclusive experimentaciones o curiosidades sexuales entre personas del mismo sexo. Lo importante es tratar de descubrir que la persona tiene predominancia de rasgos que lo hacen «sentirse» como de sexo distinto al suyo propio.
Si bien es cierto que las raíces de la homosexualidad se hunden en lo más profundo del psiquismo infantil, no lo es menos que es precisamente durante la adolescencia cuando el individuo toma partido a favor o en contra de la homosexualidad.
No olvidemos que el deseo de los padres es el espejo de donde nacen los deseos del hijo, aceptándose como varón o hembra, identificándose o no con la imagen del progenitor del mismo sexo, rechazando o deseando como objetos sexuales los modelos del sexo contrario que se le propongan.
Muchos padres actúan reprimiendo estas actitudes y otros prefieren no darse por enterados. Una actitud moderada, expectante pero dispuesta a intervenir, interesada y de mutuo respeto, es la única que puede proporcionar una intuición certera de los problemas sexuales de un adolescente. Ello no significa que vaya a tener un papel decisivo en su futura inclinación sexual, pero sí que le ayudara a resolver sus conflictos o a canalizar y mitigar sus angustias.
El tema de la sexualidad infantil y específicamente el de la homosexualidad, requieren de más estudios y sensibilización hacia maestros, madres y padres de familia, ya que su incomprensión es motivo de rechazo y violencia contra los menores, lo que repercutirá en su desarrollo, autoestima, seguridad y confianza durante su vida adulta.
La homosexualidad es vivida, generalmente como un efecto no deseado de la sexualidad.
Hemos de aceptar que ella forma parte del hecho de ser humanos, no buscar causas extrañas que la justifiquen ni en la educación ni en el medio ambiente. La única posibilidad realista frente a ella es aceptarla y favorecer una integración individual y social positiva, sin despertar sentimientos de culpa y sin reforzar ideas erróneas que la condena y la proscriben.
Hasta la próxima.
Dr. Hugo Lezama Hernández
Pediatra Puericultor
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