El recién nacido requiere unos cuidados muy especiales, puesto que es el ser más desvalido entre todas las especies de mamíferos y sus necesidades tienen que ser satisfechas por otros, llámense estos padres o sustitutos.
Al nacer, el sistema nervioso del ser humano es inmaduro y su cerebro está poco desarrollado, pero afortunadamente tiene gran capacidad de aprendizaje y unas posibilidades infinitas de cambio, esto lo puede lograr debido a sus capacidades perceptivas, estimuladas por el afecto, las caricias y, en general, por todos los cuidados que le brindan la madre, el padre y los hermanos o sustitutos, si estos son adecuados.
Algunas funciones del neonato se desarrollan en forma automática, como la micción y la defecación, al igual que la succión y los demás reflejos del recién nacido. Existen funciones como el gusto y la audición, que se encuentran bien desarrolladas en el nacimiento. En cuanto a la visión, el neonato tiene una agudeza visual muy limitada, pero los reflejos le permiten seguir y fijar la mirada, en especial en el rostro de su madre, el cual se convierte en el motivo de la primera relación interhumana. También es muy sensible a los estímulos táctiles. En este periodo, el niño tolera muy mal el calor y el frio excesivo(es termolábil).
Para desarrollar más sus funciones y actividades, el niño tiene que esperar que su sistema madure a su propio ritmo. Además, la satisfacción de sus necesidades físicas es muy importante, aunque es preciso darle algo más, como las manifestaciones amorosas táctiles, visuales y auditivas.
El alimento ideal que debe recibir el recién nacido es la leche materna, pues esta satisface todos los requerimientos nutricionales para su adecuado crecimiento y desarrollo: tiene componentes inmunológicos para protegerlo de las enfermedades más comunes en esta edad; es aséptica, esto es, libre de contaminación; y lo más importante, la lactancia natural favorece y estimula el vínculo afectivo con su madre.
La leche materna debe ser suministrada desde el mismo momento del nacimiento y a libre demanda (sin un horario preestablecido), pues es el niño quien siente sus necesidades. Cuando el recién nacido tenga que ser privado de lactancia natural por múltiples causas, se debe tranquilizar a los padres en el sentido de que un biberón brindado con amor también puede satisfacerle sus necesidades afectivas, pues lo más importante es la actitud positiva hacia el niño. Otro aspecto importante es el baño que le garantiza higiene adecuada, facilita el vínculo padres-niño, estimula su desarrollo psicomotor, brinda experiencias sensitivas (caricias, frio, calor, humedad) y sirve como elemento de juego. Además, estimula la circulación y los sentidos, brinda relajación y produce sueño.
El baño puede ser en la mañana o en la tarde; se debe hacer en forma agradable y cómoda en lo posible con la participación de ambos padres. La tendencia actual es hacer el baño de inmersión (introduciendo al niño en el agua), teniendo la precaución de secar muy bien el muñón del cordón umbilical, para evitar infecciones. Para el baño se recomienda un jabón suave, de glicerina, o con pH neutro. El muñón umbilical se asea traicionándolo hacia arriba suavemente y limpiando en forma circular todo el borde con un aplicador humedecido en alcohol absoluto (este procedimiento debe hacerse varias veces al día).
Las cremas deben ser muy suaves, con base en lanolina. El baño de Sol es una fuente suficiente de vitamina D, se efectúa poniendo al niño desnudo bajo los rayos del Sol en las horas de la mañana, directamente, sin vidrios de por medio; se debe iniciar con dos o tres minutos, aumentando la exposición en forma progresiva, sin pasar de veinte minutos en total: los ojos se protegen con un pañuelo oscuro. Los pañales se deben cambiar cada vez que el niño orine o defeque, para evitar la dermatitis amoniacal (mal llamada ”pañalitis”).
No se aconseja el uso de ombliguero (faja) porque se puede humedecer con la orina y facilitar la infección del ombligo, además de una creencia generalizada, no previenen las hernias del ombligo, además no debes ponerle monedas o botones con adhesivos en esa área. El niño puede dormir en la alcoba de los padres los primeros tres a seis meses, pero en lo posible en una cama o cuna independiente, excepto si la madre desea facilitar el amamantamiento en la noche, en especial si fue cesárea.
Se aconseja tener siempre la preocupación de evitar las relaciones sexuales cuando el niño esté en la habitación de los padres. Es conveniente que el sol de la mañana penetre en la alcoba. Después de los seis meses, si las condiciones económicas lo permiten, el niño debe tener un cuarto individual. La mayoría de los recién nacidos duermen gran parte del día (aproximadamente dieciséis horas) y despiertan para comer o cuando se sienten cansados o incomodos.
Después de la primera o segunda semana empiezan a identificar el sueño con la noche y la vigilia con el día. Cada niño tiene su propio ritmo de sueño. La posición más recomendada para dormir, los primeros meses, es la de boca arriba (decúbito supino), con el fin de reducir el riesgo de muerte súbita. Cuando el niño prefiere la posición lateral, es más aconsejable la del lado derecho, no es recomendable acostarlo boca abajo.
A continuación algunas de las manifestaciones frecuentes en el niño que generalmente no son síntomas de enfermedad: La Regurgitación es la expulsión de pequeñas cantidades de alimentos sin ningún esfuerzo; se debe a la inmadurez del esfínter gastroesofágico.
Hipo: Se produce por contracciones del diafragma y se asocia con el frio o la alimentación. Pujos: Es frecuente observar al niño haciendo esfuerzos como si tuviera dolor; esto no tiene ningún significado especial y parece deberse a inmadurez del aparato gastrointestinal; desaparece espontáneamente sin ningún tratamiento. Llanto: Se debe considerar como una forma de comunicación del niño ante una necesidad individual y en lo posible satisfacerla en cada caso en forma diferente. Enrojecimiento del área de la piel cubierta por el pañal (“pañalitis”): esta afección se previene con el cambio de los pañales cada vez que el niño este sucio, bien sea por contacto con orina o con materia fecal.
Se aconseja lavar muy bien al niño con agua y luego aplicar sustancias como pasta al agua o cremas suaves con base en lanolina. Obstrucción nasal: con frecuencia los niños se les obstruye la nariz con secreciones nasales, esta molestia se alivia con la aplicación de solución salina al 0,9%(solución fisiológica) por cada fosa nasal varias veces al día.-
Por último, para finalizar esta nota, es bueno aclarar que el niño que produce mucho moco no fue porque “no me lo aspiraron bien cuando nació o simplemente: no me los aspiraron”, eso es un mito que está muy arraigado en la población. La sonda nasogástrica que usamos para estos casos es con la finalidad de verificar la permeabilidad del trayecto nasogástrico (nariz-esófago-estomago) y aspirar las gleras de esa región, una sonda utilizada para lo que piensa la gente seria de muy alto riesgo para la integridad respiratoria de nuestro recién nacido, ya que la misma no se introduce jamás en la vía respiratoria salvo en casos muy especiales y urgentes tales como una bronco aspiración meconial,y esto se hace como medida terapéutica extrema, no de rutina.
Hasta la próxima.-
Dr. Hugo Lezama Hernández.
Pediatra. Puericultor
Egresado de la Universidad de Oriente (UDO)
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