EVANGELIO

“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada?  Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las 99 no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños”.

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela

La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta, entre otros santos, en honor a San Nicolás de Bari en Occidente, por el lugar donde fueron trasladados sus restos, también conocido como San Nicolás de Myra, en Oriente, por su lugar de fallecimiento, fue un obispo que vivió en el siglo IV. Aunque de su vida se sabe muy poco, se dice que en Asia Menor fue obispo de Myra y que fue perseguido y capturado por los romanos en el s. IV, siendo más tarde liberado por el emperador Constantino I. En el s. XI sus reliquias fueron llevadas a Bari, Italia. Se ha convertido en el patrón de Grecia y Rusia, de los marineros, de los niños e investigadores.

Y la liturgia del día nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo capítulo 18, del verso 12 al verso 14. En el que el Hagiógrafo muestra una forma sencilla, del actuar Divino, comparándolo con la actitud de un pastor que, aunque tiene cien ovejas, es capaz de dejar 99 solas para ir en busca de la única que se le ha extraviado. Por eso es que, en esta pequeña parábola, JESÚS revela el verdadero Rostro del AMOR y la Misericordia de DIOS PADRE que no se conforma en perder a ninguno de sus hijos, por más pequeño e insignificante que sea.

Y es que la experiencia del PADRE, que JESÚS comparte con los hombres es la de un DIOS Incluyente, que sale al encuentro de lo perdido, para hacer una oferta de AMOR al que creía no merecerla. Lo confirma con el ejemplo de dejar las noventa y nueve ovejas, para ir en búsqueda de la perdida hasta encontrarla, cargarla sobre los hombros, alegrarse con su encuentro, y hacer partícipes a otros de esa alegría.

Sin duda alguna que esa es la mejor manera que encontró el Maestro, para hacernos saber que DIOS Es Verdaderamente un PADRE. Teniendo claro, que Amar a la persona perdida, no significa que se ha dejado de Amar a las que anda por el carril, sino más bien garantizarles el AMOR suficiente si se llegaran a perder.

Ese es el modo de proceder del DIOS Revelado por JESUCRISTO. Un DIOS Preocupado por todos los seres humanos, que sale al Encuentro de todos por medio de su instrumento de Redención que es la Iglesia, signo visible del “Cuerpo Místico de JESÚS” cuya cabeza es Él mismo. Que entra en sintonía con la Voluntad del PADRE, cuando va en busca de la persona extraviada, ya que, DIOS “no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños”, Por eso es que la parábola subraya el valor único de cada persona, e invita a cada cristiano a descubrir que la Fraternidad se construye desde la Paternidad de DIOS

Al confrontarnos con el texto, vemos que el Rostro del Padre que nos Revela JESÚS, es de Misericordia, y de Consuelo, ya que se preocupa e interesa hasta por el “más pequeño de todos.» Este es el fruto de Su AMOR Misericordioso por sus criaturas. Y de Consuelo, porque quiere transmitirle valor, fuerza y fortaleza a todos aquellos que se encuentran abatidos, arrinconados por las adversidades o porque se creen los más pecadores del mundo y piensan que no tienen perdón de DIOS, Pero he aquí, que DIOS PADRE Pastor de las ovejas buenas y malas, se asegura que las buenas queden bien protegidas y va en busca de la pérdida.

Conducta que deberíamos asumir todos los que nos consideramos seguidores de JESÚS, que es la de buscar a los caídos, o los que están en peligro de caer, para hacerle saber con palabras y acciones, lo importante que son ellos para DIOS. Porque los extraviados, los excluidos, los que han sido víctimas de la perversidad de otros, necesitan que alguien los valore y los consuele. Y, así como DIOS nos ha dado mil oportunidades y siempre está a la espera de nuestro arrepentimiento, así también debemos actuar nosotros con nuestros semejantes, perdonándolos y ayudándolos a entrar en “el redil de los justos”, donde todos aspiramos, por la Misericordia de DIOS, entrar.

Para eso es que DIOS nos regala un tiempo como el ADVIENTO, que es un tiempo privilegiado que DIOS usa para buscar a «sus ovejas descarriadas», de una manera súper especial, ya que Renueva el envío de “Su Hijo JESÚS no para juzgar y condenar, sino para salvar al mundo.». De allí que este tiempo sea también una oportunidad para que cada uno de nosotros abramos el corazón y busque el encuentro con DIOS, mediante la oración, el ayuno y la penitencia, que repercuta en la comunión fraterna y solidaria con todos nuestros semejantes.

Señor JESÚS, Ayúdanos a abrir nuestro corazón y nuestra mente para el encuentro Contigo, y actuar de acuerdo a Tu Misericordia buscando a los caídos, o los que están en peligro de caer, y hacerle saber con palabras y acciones, lo importante que somos para Ti.

Amén

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