El Cairo.- La ONU alertó hoy del aumento de casos de desnutrición y de diarrea debido a las altas temperaturas en el campamento de Al Hol, en el noreste de Siria, donde se encuentran 70.000 personas, el 90 % de ellas niños y mujeres, que son familiares y sospechosos de haberse unido al grupo yihadista Estado Islámico (EI) en el país.

La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) aseguró en un comunicado este sábado que entre el 23 y 29 de junio unos 707 niños fueron examinados por malnutrición, 29 de ellos de forma severa, lo que significa un «ligero aumento» de los casos registrados.

Señaló que ha habido «un fuerte aumento de la diarrea aguda» por la altas temperaturas en el lugar, ya que solo la semana pasada la ONU registró 1.042 casos, lo que representa un aumento del 26 %, respecto a la semana anterior.

Además de la subida de temperaturas, la OCHA apuntó que los motivos de este aumento vienen por la propagación de bacterias que se han desarrollado en los alimentos, así como la «inadecuada calidad» del agua.

De hecho, han aconsejado a la administración del campo, que está dirigido por kurdos y situado en la provincia de Al Hasaka, que detengan «inmediatamente» al proveedor de hielo, dado que han encontrado tras analizarlo que está «100 veces más contaminado del nivel permitido».

Hasta el momento hay tres hospitales de campo en el campamento de Al Hol, aunque ninguno de ellos opera a la máxima capacidad debido a la ausencia de un banco de sangre y del retraso de equipamiento sanitario, entre otros motivos, según la nota.

El campo de Al Hol se encuentra desbordado por las decenas de miles de familias de yihadistas que se entregaron a las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza liderada por kurdos que encabezó la ofensiva contra el grupo extremista en sus últimos bastiones en la provincia de Deir al Zur desde diciembre de 2018.

El número de familias que salieron de esos últimos reductos, el principal Al Baguz, que es el considerado último bastión del EI en Siria después de que las FSD proclamaran la derrota «territorial» del autodenominado califato en el país el pasado 23 de marzo, superó todas las cifras de respuesta de las ONG.

Además de que los niños y mujeres que eran acogidos llegaban en «condiciones deplorables» por la violencia de la ofensiva y las condiciones a las que estaban expuestos cada día, y centenares de ellos han muerto durante el largo camino de Al Baguz a Al Hol o una vez al llegar al campamento.

No obstante, el campamento ha visto cómo se han reducido sus habitantes durante el último mes, de 73.782 a 70.097, debido a la repatriación por terceros países de sus nacionales, así como el retorno de cientos de desplazados sirios a Al Raqa, la considerada capital del EI en Siria y que fue liberada a mediados de 2017, de acuerdo a las cifras de la ONU.

De ese total, 11.000 tienen nacionalidad extranjera, entre ellos una cifra considerable de europeos, mientras que el resto, es decir más del 80 %, son iraquíes y sirios.

La repatriación de estos extranjeros es el principal quebradero de cabeza de los países occidentales y las FSD han reiterado en numerosas ocasiones que deben ser trasladados para ser juzgados en sus lugares de origen.

El Kurdistán sirio es el lugar en el que se encuentran las familias de los yihadistas, un territorio que administran los kurdos pero que no está reconocido por Damasco ni la comunidad internacional, por lo que no tienen potestad para juzgar.

Hasta el momento son pocos los países que han dado el paso de repatriar a sus nacionales, entre ellos Francia, Suecia o Holanda.

EFE

 

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