Venezolanos en Perú 

Servir es un don que no todas las personas tienen, prestar un servicio a cambio de una remuneración es algo lógico,  sin embargo, ¿qué es servir?, ¿qué significa prestar un servicio?. Es aquí donde estas simples preguntas,  alcanzan dimensiones inexplicables.

Cinco años de estudios universitarios, 18 años ejerciendo la carrera profesional para la cual estudié y toda una vida preparándome continuamente para ser una periodista,  no fue suficiente para estar capacitada en tomar órdenes, servir una mesa para comensales, atender pedidos, retirar platos, sostener una bandeja y todo lo que implica ser una moza.

El hecho es que al tener que abandonar mi país, en donde me desempeñaba como periodista y llegar a Perú a trabajar como mesera o moza, ha sido el reto más grande con el que me he tenido que enfrentar.

Y es que cumpliendo con este oficio, que en la actualidad me permite sobrevivir de manera digna en un país extranjero, (por cuanto  mi salario como  periodista en Venezuela, no me permitía ni cubrir los gastos mínimos de mi familia), es  donde  me cuestiono sobre la palabra SERVIR, ¿qué significado tiene? .

Servir platos y comida para recibir una remuneración, pesa, duele, lastima el ego y hasta al alma.  La primera vez que me dieron una propina me sentí tan humillada, que no la quise aceptar, recordé que había estudiado para ser periodista, una profesional para denunciar las injusticias, para escribir, para comunicar, para ser una servidora de aquellos que no tienen voces, es en este momento donde la nostalgia toca a mi puerta.

Luego de haber ejercido el mejor oficio,  como una vez expresó el escritor Gabriel  García Márquez,  siento que ahora me ha tocado ejercer el oficio más difícil del mundo, enfrentar diariamente a diferentes tipos de personas, con criterios, gustos, educación, valores y formación tan variada,  lo que me  permite ver desde lo más ruin de un ser humano hasta descubrir personas buenas y de corazón sencillo.

El desempeñarme en uno de los trabajos más humildes, me han hecho entender, que el ser humano esta muy lejos de Dios, basta con ver cómo una persona puede menospreciar a otra y creer que es superior al que le sirve.

De buscar noticia, elaborar estrategias comunicacionales, transmitir mensajes, redactar, elaborar revistas digitales, montar información para redes sociales, ejecutar planes de producción, entrevistar todo tipo de personalidades, paso de ser periodista, a lavar vajillas, servir mesas, tomar la orden, recoger platos, cobrar, cerrar caja, escuchar quejas y exigencias sin fundamentos, con   todo esto parece que he sido degradada profesionalmente, pero no es así.

La vida da vueltas tan inexplicables que sólo desde la fe en Dios se puede entender, ser mesera, no es el mejor oficio del mundo, pero me permite ver la vida desde otro ángulo, ver al ser humano y poder analizarlo y entender que hay tanto que agradecer.

Hoy entiendo que los retos más difíciles de enfrentar son aquellos de los cuales  no queremos aprender, los que no aceptamos que son para crecer en espíritu. Puedo afirmar que de periodista a mesera, el reto es poder llegar a comprender el comportamiento del ser humano.

Periodista de vocación, moza por obligación, me ha permitido mantener el contacto con las personas y tener siempre una historia que contar, incluyendo la mía.

 

Mónica Rojas / @somosperiodistasmigrantes

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