El 28 de julio de 1821, el general del Ejército argentino José de San Martín, como parte de su expedición libertadora, proclamó la independencia de Perú en la Plaza de Armas de Lima, terminando con casi tres siglos de virreinato, es decir, el fin de la colonia española.

Dos batallas lideradas por Simón Bolívar y generales peruanos fueron las que sellaron la liberación del país inca de la «madre patria». La primera fue la Batalla de Junín el 6 de agosto de 1824, llamada “La batalla sin humo”, a favor de los independentistas en solo una hora de combate. El choque fue cuerpo a cuerpo, sin armas de fuego.

Luego, la Batalla de Ayacucho 9 de diciembre de 1824, tras la cual se firma la Capitulación de Ayacucho por el patriota Antonio José de Sucre y José de Canterac. Así los españoles reconocen la independencia del Perú y debían salir del país.

San Martín había declarado la independencia en Chile en 1818 y llegó al puerto de Pisco, en Perú, en septiembre de 1820, cuando el movimiento independentista se expresó primero en Huaura, donde el argentino declaró la independencia del Perú por primera vez en noviembre de ese año.

El libertador dialogó con el virrey español José de La Serna en junio de 1821 en la Hacienda Punchauca, a unos 30 kilómetros del centro de Lima, y según el libro ‘Historia de la República del Perú’ de Jorge Basadre, “insinuó la idea de la independencia del Perú a base de la reconciliación con los españoles, mediante una monarquía constitucional, con un príncipe de esa nacionalidad”, pero el virrey y sus generales rechazaron la propuesta.

De la Serna abandonó Lima, la sede del virreinato, y sugirió el puerto del Callao como refugio para otros españoles.

Entonces, el militar argentino entró a Lima el 10 de julio, el 28 proclamó la independencia en la Plaza de Armas y estableció un Protectorado que debía sentar las bases del Estado peruano.

Las palabras de San Martín durante esa ceremonia suelen repetirse en las actuaciones escolares que escenifican la proclama de la independencia: «El Perú es desde este momento libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende. ¡Viva la patria! ¡Viva la libertad! ¡Viva la independencia”, dijo el libertador nacido en Yapeyú, provincia de Corrientes, en 1778.

El acta de la independencia del Perú fue redactada por Manuel Pérez Tudela y firmada por 339 residentes en Lima que respaldaban la causa separatista, entre ellos, miembros del cabildo, del clero, y maestros universitarios.

Perú celebra el 28 y 29 de julio las denominadas ‘fiestas patrias’: por ley todas las casas y locales públicos deben colocar la bandera nacional en estas fechas, para celebrar el día de la independencia del Perú.

Los colores de ésta nacieron, cuenta la historia, de un sueño de San Martín, quien un día de 1820 -fatigado en la bahía de Paracas y pensando en la causa independentista- se quedó dormido apoyado en una palmera y al despertar vio unas parihuanas o flamencos andinos, de pecho blanco y alas rojas.

La mayoría de congresistas, funcionarios del Poder Ejecutivo y presentadores de televisión suelen portar una escarapela blanquirroja de tela o metal en la solapa, e incluso autos particulares y hasta los ómnibus colocan voluntariamente una pequeña bandera.

El 28 y 29 de julio son feriados en el país. El 28 se realiza el cambio de mando presidencial cada cinco años, y el mensaje anual del jefe de Estado; mientras que el 29 es el día del desfile o parada militar, en el que las fuerzas armadas y policiales participan exhibiendo sus equipos de tierra y aire.

Redacción SNPD/Agencias

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