Caracas.- En Venezuela, Santa Claus viaja en moto para llevar regalos, felicidad y mensajes de esperanza a los niños en situación de riesgo, gracias a la iniciativa que un grupo de periodistas desarrolla desde 2017, con el objetivo de arrancar sonrisas a los pequeños, destinatarios directos del proyecto «Un juguete, una buena noticia».

Dayimar Ayala, una de las fundadoras de la organización, explicó a Efe que, cuando nació la idea, el país atravesaba una crisis política, económica, social y humanitaria profunda, así que los periodistas se preguntaron qué podían hacer para ayudar, más allá de su trabajo de informar.

«Y así se nos ocurrió recoger juguetes y llevarlos a niños en situación de riesgo (…) ¿Por qué decidimos ayudar y favorecer a los niños? Porque son las personas que llevan la parte más difícil durante las crisis, pero también son las personas más agradecidas. Queremos mantener la ilusión de los niños viva», explicó Ayala.

Pero los recursos no son infinitos, así que, cada año, deben elegir en qué zonas y lugares repartir los juguetes. Y esta vez, tocó al estado La Guaira, cercano a Caracas, y Caricuao, en el Distrito Capital.

FELICIDAD, DENOMINADOR COMÚN

Felicidad, emoción y gratitud son las palabras más repetidas hoy, no solo entre los niños, sino también entre los adultos que pudieron ver de cerca las sonrisas de los pequeños, más acostumbrados a las carencias que a recibir regalos.

«Feliz. No hay palabras para describir todo esto porque estás cambiando muchas lágrimas por sonrisas y eso no tiene palabras. Hay muchos niños que este año ni siquiera iban a recibir nada. Situación pandemia, situación país…, todo lo que está afectando, y por lo menos, les están dando una alegría», dijo a Efe Esther Yanes, una secretaria de 62 años que se acercó a uno de los lugares de entrega.

E igual que ella, Marjorie Tachón o Luz Melly García, quienes también destacaron la importancia de hacer felices a los niños, aunque solo sea una vez al año.

«Gracias a las organizadoras, porque de verdad que me parece un evento muy bonito y muy emotivo, porque me encanta que los niños se emocionen, está demasiado bello, de verdad los felicito», dijo Tachón tan conmovida o más que los propios destinatarios de los regalos.

Y en opinión de García, docente de 51 años, «es una actividad gratificante para los niños recibir sus obsequios, y más en este tiempo de pandemia, en el que ellos están en casa, pero mira, es una alegría para ellos».

LAS LÁGRIMAS DE SANTA CLAUS

Para el evento de entrega de juguetes en las comunidades venezolanas, tampoco podía faltar Santa Claus, que viaja por el país caribeño en moto donde, por arte de magia, puede cargar cientos de regalos sin problema.

Pero este Santa venezolano, tras toda una vida repartiendo felicidad, continúa sin poder controlar su emoción al verse rodeado de niños que le dan cariño y fuerza para seguir adelante, pese a sus 66 años de edad.

«Es una satisfacción muy grande el verlos a ellos con esa alegría que sienten al ver a este personaje (…) me pongo sentimental porque es tanta la alegría que me da recibir ese honor y ese cariño y esa fuerza que me transmiten los niños. Yo trabajo en este momento para todos los niños del mundo y que Dios me los bendiga. Paz y prosperidad es lo que le pedimos al mundo», dijo a Efe.

Y como si la emoción fuera contagiosa, a los propios organizadores y voluntarios de la iniciativa también se les pone en la garganta ese nudo que solo se deshace con lágrimas, pero lágrimas de felicidad.

Carolina Carballo, voluntaria de 34 años de edad, reconoce que nada la emociona tanto como ver a los niños felices.

«Para mi significa dar sonrisas esta navidad. Apenas entré, ver a estos niños totalmente felices por ver a Santa (Claus) y por recibir estos regalos que todos ustedes hicieron posible, es la emoción más grande que puede sentirse. Diciembre se hace mejor desde hace cuatro años por esta iniciativa», dijo Carballo.

Y en un discreto segundo plano, sin buscar la foto, se encuentran los verdaderos héroes de la historia, quienes dieron vida al proyecto: Rayner Peña y Génesis Carrero, de la Agencia Efe, y Wanda López y Dayimar Ayala, de El Pitazo, medio digital donde comenzó todo, y en el que trabajaban también los dos primeros cuando se gestó esta iniciativa que espera seguir viva muchos años más.

 

EFE

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