Pingüino Adelia
Un grupo de polluelos de pingüinos adelia permanecen en su corral, el 28 de enero de 2023 en el Zoológico de Guadalajara, Jalisco (México). EFE/Francisco Guasco

Trece polluelos de pingüinos Adelia son criados «a mano» por un grupo de especialistas en un zoológico de México, como parte de su programa de conservación y reproducción de esta especie amenazada por los efectos del calentamiento global.

El invierno es la etapa de reproducción de esta especie que habita en el Antártico y desde diciembre pasado, como parte de un programa de conservación, el zoológico de la ciudad de Guadalajara cuida y protege una veintena de huevos, de los que hasta ahora han nacido ocho crías de pingüino.

Paola Mendoza, veterinaria del albergue de pingüinos del zoológico, explicó que criar a estos polluelos, además de los de la especie Gentoo, es una forma de protegerlos de su extinción debido al cambio climático.

«Tenemos la bandera de la conservación animal, los pingüinos son víctimas del calentamiento global, sobre todo los que son antárticos, pues varias de sus especies se encuentran en peligro de extinción y poder tener aquí la especie Adelia y Gentoo sirve como una cámara de tiempo para conservar la especie y su genética», expresó.

El cambio climático y la elevación de la temperatura de los océanos afecta el hábitat de esta y otras especies de pingüinos y los deja vulnerables, toda vez que les es más difícil encontrar las especies de pescados de las cuales se alimentan o hallar espacios con hielo y condiciones de temperatura para que puedan descansar.

Polluelos «importados»

En 2015, el zoológico Guadalajara comenzó la protección de la especie Adelia, una de las cuatro que habitan el continente americano, con una pequeña cantidad de pingüinos que se han reproducido desde 2018 de manera exitosa, pero siempre entre ellos mismos.

Este año, los especialistas tenían como objetivo favorecer la variabilidad genética de la especie para enriquecer el linaje de la colonia y lograron un convenio con el parque Sea World para traer huevos de los pingüinos que habitan del otro lado de la frontera norte mexicana, explicó el director del zoológico Luis Soto.

«El objetivo era diversificar la genética que tenemos con los ejemplares y que pudiéramos seguir reproduciéndolos manteniendo una variabilidad genética, que permitiera que se sigan desarrollando de forma sana», señaló.

La tarea parecía fácil, pero fue titánica, pues tuvieron que adaptar las instalaciones y capacitar a los especialistas, quienes transportaron 12 huevos desde Estados Unidos hasta Guadalajara en avión privado y con condiciones especiales de temperatura y humedad para evitar dañar a las futuras crías.

Una vez en el zoológico, una parte de los huevos se introdujo a la colonia de pingüinos para que ellos mismos los empollaran y los vieran nacer.

Otra parte los pusieron en una incubadora artificial con la temperatura para favorecer su desarrollo y una «nacedera» con humedad especial para ayudar a la eclosión.

Un equipo de cinco veterinarios y una bióloga si dieron la tarea de «criar a mano» estos huevos, asegurándose de tener las condiciones y cuidados necesarios desde que llegaron hasta que se incorporen en la colonia del albergue.

Una criatura especial

Criar a esta especie que habita en el cono sur es una de las tareas más difíciles por los requerimientos de luz, temperatura y cuidados que requiere.

Por ello, solo cuatro zoológicos en el continente albergan pingüinos Adelia y el de Guadalajara es el único en América Latina.

Cada día el zoológico genera una tonelada y media de hielo y tiene máquinas para crear temperaturas bajo cero y ambientes similares al antártico, tanto para los ejemplares adultos como para los que recién llegaron.

Los huevos y los polluelos son monitoreados las 24 horas con cámaras, equipos doppler y una aplicación móvil.

Según su etapa de nacimiento, requerirán aumentar o disminuir la temperatura de la luz roja que los conserva en la incubadora, dijo Hugo Ríos, parte del equipo de especialistas.

Alimentados desde las 48 horas de nacimiento con una fórmula especial a base de pescado arenque y krill, además de suplementos con vitaminas y minerales.

Después del cuarto día de edad, los cuidadores les ofrecen trozos de pescado y más tarde el pescado completo.

Los pingüinos bebé de más de dos semanas son puestos en un corral frío y rocoso para acostumbrarlos al que será su ambiente cuando se integren a la colonia, una vez que pierdan su plumaje provisional y nazca el que les permitirá nadar.

«Los pingüinos Adelia son difíciles tanto en comportamiento como en condiciones ambientales y tratar de replicarlas puede resultar costoso y difícil, lo hemos logrado, somos el único zoológico en Latinoamérica que cuenta con esta especie y poder reproducirla tanto naturalmente, si no con crianza asistida», concluyó la especialista Paola Mendoza.

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