Berlín.- La policía alemana disolvió hoy una manifestación contra las restricciones por el coronavirus en las inmediaciones del Parlamento, convocada coincidiendo con la sesión dedicada al «freno de emergencia» que impondrá fórmulas de actuación unitarias en zonas de alta incidencia de contagios.

Miles de manifestantes -entre seguidores de teorías de la conspiración, negacionistas y ultraderechistas, así como otros ciudadanos descontentos con las restricciones- se habían concentrado en contra del proyecto elaborado por la coalición de Gobierno de la canciller Angela Merkel, integrada por conservadores y socialdemócratas.

Unas dos horas después de su inicio, las fuerzas de seguridad ordenaron la disolución de la protesta, al constatarse que la mayoría de los concentrados -unos 8.000 según la televisión pública Rbb- no observaban las reglas de distanciamiento físico ni portaban mascarilla.

El paquete abordado por el Parlamento prevé la activación automática de un toque de queda nocturno a partir de 100 casos semanales por 100.000 habitantes. Además se suspenderán las clases presenciales a partir de 165 casos, aunque a partir de 100 se implanta ya la obligatoriedad de dos tests semanales de antígenos.

A partir de un nivel de incidencia semanal de 100 se limitarán también los contactos o reuniones, que solo serán posibles entre personas convivientes o como máximo una más de otro hogar.

La sesión estuvo marcada por un encendido debate entre las filas gubernamentales y la oposición. Los Verdes consideraron que las medidas se quedaban incluso cortas y que deberían haberse activado antes, mientras la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) acusaba al Gobierno de recortar las libertades individuales fundamentales.

El proyecto de ley fue aprobado el pasado martes por el Consejo de Ministros y entró en el trámite parlamentario el viernes siguiente, en que se presentó ante el Bundestag. Se espera ahora que se someta a la ratificación del Bundesrat (cámara alta), donde se anuncia resistencia de algunos «Länder»

Estas medidas suponen una limitación a la capacidad de acción de los estados federados, a los que compete implementar las medidas consensuadas.

El propósito de Merkel es establecer restricciones uniformes en todo el país. Con ello se propone evitar la situación actual, en que cada medida se consensúa entre la canciller y los poderes regionales, pero en la práctica se genera un descontrol en su aplicación, ya que depende del criterio de cada «Land».

La coalición de Merkel aceleró la aprobación del freno de emergencia ante el ascenso de casos de coronavirus. Si en febrero se había logrado rebajar el nivel a 65 casos semanales por 100.000 habitantes, ahora se sitúa en los 160,1 casos, según la cifras de hoy del Instituto Robert Koch (RKI) de virología. Ello significa un leve descenso respecto al día anterior, pero sigue siendo demasiado alta.

El pico de incidencia se registró el pasado 22 de diciembre con 197,6 infecciones por cada 100.000 habitantes en una semana. Entró entonces en vigor la paralización de la vida pública. Los comercios no esenciales se sumaron al cierre que, desde noviembre, regía para restauración, ocio y cultura.

 

EFE

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