La ineludible evolución del beisbol ha roto con diversos paradigmas. Atrás quedaron los días en los que a un pelotero se le ponderaba, según su posición en el campo, más por su defensa que por su ofensiva.
“Los cátchers no tienen que batear tanto, siempre y cuando cumplan bien su función detrás del plato”, eran frases comunes en los análisis, pero ya no funciona así. En la actualidad, los jugadores suelen enfocarse en equilibrar sus destrezas, tanto con el guante como con el madero en la mano; tal y como lo ha hecho el venezolano Freddy Fermín, flamante ganador del título de bateadores de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, en su edición 2022-2023.
El guayanés e integrante de Leones del Caracas logró algo que en el pasado era impensado, valga la cacofonía: se convirtió en apenas el primer careta a tiempo completo en coronarse como el campeón en promedio ofensivo dentro de los registros del circuito rentado.
“No, no me imaginaba tanto batear cuatrocientos en mi carrera. Sé que es algo difícil de hacer, aunque no imposible y con trabajo, gracias a Dios, lo pude hacer”, esbozó quien está recogiendo frutos de su constancia y su resiliencia, después de haber conseguido una firma tardía al profesional por parte de los Reales de Kansas City, cuando estaba cerca de cumplir los 20 calendarios de vida.
REMEMBRANZA A LA CAMPAÑA 1950-1951
El caso más cercano a lo realizado por Fermín, se remonta a la temporada 1950-1951 cuando el receptor importado Sam Hairston quedó como líder de los paleadores con .375 de average, pero su tiempo de juego se dio más como antesalista del equipo Sabios de Vargas, de acuerdo con una información de Iván Medina, director de Quality Sports.
Hairston, para ese entonces de 30 años de edad, había jugado en la inicial y en la tercera base, además de la receptoría en la Ligas Negras, aunque a partir de 1950 en las Ligas Menores con los Cachorros de Chicago, hizo la transición definitiva para jugar detrás del plato. Pero con el Vargas, apareció en el tercer cojín desde la jornada inaugural hasta el 17 de enero, cuando tuvo que asumir como cátcher, después de que el foráneo Frank Mancuso, titular de la posición, debió abandonar al equipo por un asunto familiar.
“Mancuso se enteró de la muerte de su hermano y viajó a Estados Unidos para no regresar”, rememoró Medina, antes de señalar que, en aquella contienda de 54 compromisos para los extintos Sabios, Mancuso actuó en 38 desafíos y luego Hairston asumió el mando detrás del plato por los 16 compromisos restantes.
«Esto es bastante para mí. Ser el primero es algo que me contenta con mi familia y el trabajo, con todo lo que he venido haciendo, siempre con Dios. Estar en la historia significa mucho. Además de representar a mi familia y mi equipo es un orgullo. Me siento bien contento por todo esto», manifestó el toletero de 28 años de edad en declaraciones difundidas por el departamento de prensa de los capitalinos.
En años recientes hubo otros precedentes de jugadores de la posición dos del campo que se acercaron a una corona de bateo. El estadounidense Josh Thole con el uniforme del Caracas ligó para .381 de average en el torneo 2009-2010, con el que quedó segundo por detrás de Alcides Escobar, quien con el uniforme de Cardenales de Lara totalizó para .392.
Mientras que en el campeonato 2019-2020, el careta crepuscular Yojhan Quevedo estuvo dominando el renglón por un buen trecho de la ronda eliminatoria con promedio por encima de los .400 puntos porcentuales; empero, para la recta final sufrió un bajón y terminó ubicándose tercero del departamento por detrás de los importados Jay Austin (.392) y Yosmany Guerra (.388).
Freddy Fermín bateó por encima de .400 en octubre y noviembre, mientras que en diciembre ligó para .377
EN UN SITIAL DE HONOR
Como si eso no hubiese bastado, inscribió su nombre en un selecto club de toleteros que terminaron por encima de los .400 de average tras una ronda regular, al totalizar .404 después de participar en 45 compromisos con el uniforme melenudo.
El listado, que se ha visto ampliado en las últimas tres contiendas, lo encabeza el cubano magallanero Pablo García, quien ligó .402 en 1946. Lo siguen Víctor Davalillo (Leones) con .400 en la 1962-1963, Dave Parker (Navegantes) con .401 en la 1976-1977, Bob Abreu (Leones) con .419 en la 1998-1999 y, más recientemente, Alí Castillo (Águilas) con .430 en la campaña 2020-2021, misma en la que se alcanzó un récord, cuando otros dos bateadores también finalizaron por encima de las cuatro centenas en la media ofensiva, después de que el tiburón Danry Vásquez y el tigre Hernán Pérez exhibieron .414 y .402, respectivamente.
La lista la completa Ramón Flores y su .416 que arrojó con Bravos de Margarita en el certamen 2021-2022, que significó su segundo título de bateo en la LVBP.
“Ser campeón bate para mí significa constancia en el trabajo, disciplina, trabajo duro. Esto es ir todos los días a trabajar. Este es un juego de todos los días y siempre hay que trabajar para representar al equipo y a la familia. Para mí es lo que significa todo esto», señaló el máscara titular de los felinos.
En cuanto al club caraquista y sus miembros con al menos un liderato de average, Freddy Fermín se convirtió en el decimosexto, además del octavo criollo para emular lo realizado por Alfonso “Chico” Carrasquel, Víctor Davalillo (4 veces), Roger Cedeño, Bob Abreu, Antonio “El Potro” Álvarez, Marco Scutaro (2 veces) y José Castillo. Asimismo, es el primero que lo consigue desde el curso 2018-2019, cuando el colombiano Harold Ramírez alcanzó la hazaña con .381 de promedio.
SE PERFILA COMO EL MEJOR
El campeonato de bateo se perfila como el preludio de lo que podría ser una campaña de ensueño para el oriundo del estado Bolívar, al menos en cuanto al aspecto individual. Pues, es el candidato número uno para acreditarse con el premio como el Novato del Año y si no fuese suficiente, su apellido irrumpió fuertemente en las discusiones para el galardón más importante del torneo, como lo es el del Jugador Más Valioso.
Y es que los guarismos del pelotero, más allá de su media ofensiva, son dignos de ser considerados. Terminó como el segundo mejor hiteador del certamen con 67 imparables, aunado a que conectó 4 jonrones y sumó 28 carreras impulsadas, para un .482 de porcentaje de embasado (segundo), .566 de slugging (tercero) y 1.048 de OPS (segundo).
“Que sea lo que tenga que pasar. Yo seguiré trabajando, enfocado en lo mío, haciendo mi rutina, siguiendo mi plan”, le dijo Fermín al periodista Carlos Valmore Rodríguez.
Fermín se fue en blanco en solo cinco de sus 45 participaciones y logró dos seguidillas de juegos con al menos un imparable, de las más extensas del campeonato. La primera de ellas constó de 13 desafíos entre el 22 de octubre y el 12 de noviembre; en tanto que la segunda fue de 17 y la logró entre el 16 de noviembre y el 7 de diciembre.
Todo sin contar con que su labor con la mascota en la mano fue de igual manera importante. En 36 careos como custodio del home plate puso out a 14 de los 22 corredores que le salieron en búsqueda de una base robada (64%), la mayor cantidad de adversarios retirados de la liga. Incurrió en solo 3 pifias, intervino en 231 outs y realizó 18 asistencias tras 306.2 innings, que le alcanzaron para forjar un elevado .988 de fildeo. Cifras sorprendentes y que no pueden pasar inadvertidas ante los ojos de los votantes para los cetros individuales, que tradicionalmente se entregan a mediados de enero.
De poder alzarse con las estatuillas como el novato más destacado y MVP, Fermín igualaría lo hecho por Ernesto Mejía y Odúbel Herrera, como los jugadores con una proeza similar. Mejía lo hizo como participante de Águilas del Zulia en la 2009-2010; en tanto “El Torito” lo hizo con Tiburones de La Guaira en la 2014-2015.
Incluso, Fermín también puede ser acompañante de Herrera como los únicos en los anales de la LVBP en alzarse en una misma temporada como Campeón Bate, Novato del Año y Jugador Más Valioso.
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