El presidente de Zimbabue y vencedor de las presidenciales celebradas los pasados 23 y 24 de agosto en el país, Emmerson Mnangagwa, negó este domingo que haya habido fraude en las elecciones, como ha denunciado el principal partido opositor, la Coalición de Ciudadanos por el Cambio (CCC).
«Las elecciones se celebraron en un entorno libre y justo, y el partido de la oposición afirma que han sido fraudulentas y no es así. Participaron y perdieron las elecciones y tienen que aceptarlo», declaró Mnangagwa a la prensa en la Casa Presidencial en Harare, la capital.
El presidente reelegido dijo que era necesario «avanzar y construir juntos el país» al señalar que han demostrado que son «una democracia madura».
«En consonancia con nuestra Constitución, estamos profundizando y afianzando colectivamente el constitucionalismo, el Estado de derecho y la buena gobernanza en nuestra querida patria», aseguró.
Mnangagwa también dio las gracias a las distintas misiones de observación electoral «que han presenciado nuestras elecciones sin parcialidad alguna» y les pidió que «respeten las instituciones» de Zimbabue «a medida que vayan concluyendo su labor».
La CCC advirtió hoy en un comunicado que los resultados anunciados ayer, por los cuales Mnangagwa venció con un 52,6 % y el segundo puesto fue otorgado al candidato de la coalición opositora, Nelson Chamisa, con un 44 % de los votos, no concordaban con el recuento efectuado por el partido.
Las elecciones de Zimbabue empezaron a celebrarse el 23 de agosto, pero el presidente del país alargó un día más las votaciones en algunas circunscripciones donde se retrasó la apertura de los centros de votación.
En los comicios los electores votaban para elegir a un nuevo presidente y miembros del Parlamento, en unas elecciones en las que la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF) obtuvo la mayoría de los escaños parlamentarios.
Según las conclusiones preliminares de la misión de observación desplegada por la Unión Europea (UE), a pesar del «ambiente generalmente en calma» el día de la votación, «el proceso de registro de los candidatos y la campaña llevaron a un contexto que impidió a los votantes tomar una decisión libre e informada» en estos comicios.
Por su lado, la misión conjunta enviada por la Unión Africana (UA) y el Mercado Común del Este y el Sur de África (Comesa) tildó los comicios de «transparentes» pero lamentó que no cumplieron con los «requisitos» de la Constitución por varios motivos, como el hecho de que la Comisión Electoral de Zimbabue no facilitara a la oposición la lista de votantes a tiempo.
Los zimbabuenses acudieron a las urnas preocupados por la escasez energética y el elevado coste de la vida junto con una grave crisis de inflación; la moneda local, el dólar zimbabuense, ha perdido el 86 % de su valor entre los pasados meses de enero y junio.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos, como Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW), han denunciado la creciente persecución de la disidencia en el país antes de los comicios, así como el procesamiento con motivación política de dirigentes de la oposición.
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