Falmouth, Reino Unido. Mientras los líderes del G7 se reúnen frente a una idílica playa de Cornualles (suroeste de Inglaterra), decenas de protestas por el cambio climático han tomado las calles de las poblaciones cercanas al lujoso hotel de Carbis Bay donde se hospedan, rodeados de calma tras un férreo perímetro de seguridad.

El grupo Extinction Rebellion, que en los últimos años ha sembrado el caos en Londres en diversas ocasiones cortando calles, puentes y estaciones, ha liderado este fin de semana numerosas manifestaciones pacíficas, más centradas en captar la atención de los medios con imágenes singulares que en provocar alteraciones.

Una gran marioneta en forma de esqueleto y una bola del mundo, metáfora de la «muerte del planeta», uno de los temas recurrentes en las protestas, presidían esta mañana una de las concentraciones del grupo en un parque de Falmouth, la población donde está instalado el centro de prensa internacional de la cumbre.

«Queremos que el G7 y todas las naciones presten atención a lo que está ocurriendo con el clima y cambien sus políticas para solucionarlo. Antes o después, nos van a tener que escuchar, porque el mundo se está viniendo abajo», afirma a Efe David mientras maneja los hilos del enorme esqueleto.

«Se ha hablado mucho de cambio climático, pero no hay suficiente acción. Lo que queremos ver ahora es cómo las palabras se transforman en acciones firmes», señala Dale, otro de los asistentes a la protesta, que poco después inicia una marcha por las calles de la localidad.

CRÍTICAS A BORIS JOHNSON

La mayoría de los asistentes a las manifestaciones, que se limitan a unos cientos de personas, son británicos, en parte debido a las restricciones a los viajes internacionales que impone la pandemia de coronavirus.

Las críticas al primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, sobresalen entre los argumentos de los ambientalistas presentes.

En particular, ha levantado polémica que el jefe de Gobierno se trasladara en avión desde Londres para asistir a la cumbre de Cornualles, a unos 400 kilómetros de la capital británica, en lugar de en tren.

«Está claro que a los políticos no les importa (el medioambiente). Queda claro, por ejemplo, cuando toman un avión para llegar hasta aquí. Él (Johnson) sabe lo que está haciendo, está lanzando un mensaje: ‘He decidido no escuchar a los jóvenes, he decidido no escuchar a la gente y en lugar de eso comportarme con codicia», comenta a Efe Stella, otra de las manifestantes.

ALEJADOS DE LOS LÍDERES

Aunque algunas de las acciones de protesta se han producido estos días en Carbis Bay, donde se encuentran los líderes del G7, la policía ha establecido las localidades cercanas de Falmouth y Truro como los lugares donde se autorizan las manifestaciones.

Las fuerzas de seguridad han recibido antes de la cumbre peticiones para protestar por parte de al menos 40 grupos.

El colectivo autodenominado Surfistas contra las Aguas Residuales (SAS, en inglés) fue otro de los que cobró protagonismo este sábado, cuando cientos de personas se lanzaron al agua frente a una playa de Falmouth en tablas de surf y kayaks para exigir mayor limpieza en los océanos.

«Queremos una solución a la polución» y «Salvad nuestros oceános» se contaban entre los lemas que portaban los surfistas.

Aunque las reivindicaciones climáticas protagonizan gran parte de las movilizaciones estos días, otros grupos aprovechan asimismo el foco mediático para expresar sus reivindicaciones.

Entre esas protestas, cientos de personas recorrieron hoy las calles de Falmouth para denunciar la situación humanitaria en la región de Tigray, en el norte de Etiopía.

Los manifestantes pedían acciones internacionales para frenar el conflicto que estalló en noviembre entre el Gobierno central del país y el Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT), el partido que gobernaba esa región hasta entonces.

EFE noticias

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