Aceptar un diagnóstico de cáncer provoca un fuerte impacto emocional en los pacientes y su entorno. La psicooncología es, justamente, la especialidad de la psicología que se centra en la evaluación e intervención psicológica con pacientes oncológicos y sus familiares.
El trabajo de estos profesionales se enfoca en el estudio de las conductas relacionadas con las patologías oncológicas, así como el soporte del impacto emocional que vive, tanto el equipo sanitario, supervivientes de la enfermedad como familias.
Pese a que cada vez hay mayor concienciación sobre la necesidad de esta terapia, no todos los centros de salud pública cuentan con ella. Así lo comenta la psicoterapeuta holístico integral, especialista en psicooncología, Gilmer Pinto, en entrevista exclusiva con Nueva Prensa Digital, en el marco del Día Mundial contra el cáncer de mama y el conocido «mes rosa».
Acompañamiento emocional
La especialista mantiene como bandera la importancia del acompañamiento emocional en todas las fases del paciente.
«El acompañamiento emocional es básico para cualquier paciente, porque las emociones son inherentes a nuestra biología. Nunca dejamos de sentir emociones y cuando eres diagnosticado con CA de cualquier tipo, se suscitan una cantidad de emociones que es necesario trabajarlas para la quietud, la calma y la integración que necesita para el protocolo médico que viene», explica Pinto.
La familia del paciente es parte fundamental de este proceso. Por esta razón, Gilmer Pinto insiste y acentúa la necesidad de que la red familiar también reciba apoyo terapéutico. «Es todo un proceso de soporte para ese paciente que repentinamente tiene un cambio en su vida», comenta.
«Pero más allá de eso, viene la inserción de la responsabilidad de pasar por un proceso donde, si hay acompañamiento emocional adecuado, integral, hay una transformación y una evolución».
Gilmer Pinto afirma que en ese proceso terapéutico el paciente entiende el para qué y eso conlleva a sobrellevar mejor el duelo al ser diagnosticado, cuando empieza la pérdida de cabello e inicia el proceso de quimio o radio, «y en este acompañamiento lo que hacemos es reforzar a ese sistema inmunológico que está inmunosuprimido por todo el tratamiento que existe».
-¿En qué etapa de la enfermedad se requiere tratamiento psicooncológico?
-En todas. Tengo pacientes desde el momento en que lo diagnostica, inclusive, después de la remisión entramos en otro proceso majestuoso; mantener el primer año trabajando continuamente con todo el protocolo médico, así tiene mejor calidad de vida y se mantiene más en el tiempo.
-¿Cómo es la respuesta de ese paciente en su primer contacto con la psicooncología?
-Es un paciente contrariado, asustado, con mucha rabia. Es un paciente que no entiende, que está en el constante ‘por qué a mí’; y en ese proceso comienzan todas las etapas del duelo para que, una vez que cognitivamente entiendes qué está pasando, hay una diferencia importante en lo que te toca vivir.
-¿Cómo es la psicooncología en Venezuela?
-La gran mayoría de los hospitales debería tener un psicooncólogo, quizás es una práctica que se ve más en el sector privado, sin embargo, en la institución que presido, la parte de psiconcología y de psiconeurología se hizo por muchos años como un servicio a la comunidad, porque es necesario; es un factor importante dentro del equipo multidisciplinario. Es preponderante.
-¿Cómo se puede consolar a un paciente a quien le queda dos o tres meses de vida?
-El acompañamiento es darle un final feliz. Es otro tipo de acompañamiento. Hay que preparar a la familia, trabajar con él lo que él necesita saldar emocionalmente con él mismo, inclusive, aprendiendo que ese proceso, que va más allá de la parte terapéutica, es muy espiritual, es conectarlo con esa alma que decidió partir. Es un proceso muy doloroso, pero hermoso.
-Vivimos en una sociedad donde la mujer lleva el peso familiar, un diagnóstico como cáncer no solo golpea al paciente sino a la familia, ¿El núcleo familiar es receptivo con la terapia, acude a ella o por el contrario se retrae y guarda silencio?
-Hay muchas familias que forman parte de esas redes principales del paciente, hay otras que no, porque de repente viven sola o la pareja ya no existe, pero sí hay una red de apoyo importante, siempre hay alguien.
-¿Qué recomendación le puede dar a esa familia que hoy tiene un paciente oncológico entre ellos?
-Que lo acompañe a un proceso terapéutico para que sepa qué hacer, cuándo lo va a hacer, cómo lo va a hacer, porque es la única forma de respetar el proceso del paciente y aprender como cuidador a compartir ese espacio. A veces los cuidadores se estresan demasiado, porque tienen una carga importante a nivel emocional, es importante la red familiar, sí, pero también es necesario el apoyo terapéutico.
«Té con propósito»
La sensibilidad y el respeto de Gilmer Pinto con el paciente oncológico, la ha acompañado en todos los años que lleva de experiencia dentro de la psicooncología. Son más de siete años formándose, aprendiendo nuevas y mejores herramientas para ofrecerlas a sus pacientes, desde que inició este camino en Argentina.
Durante la actividad «Té con propósito», organizado por Grupo Helitac, Grihosur y la Cámara de Comercio e Industria del municipio Caroní, Gilmer Pinto mantuvo un conversatorio con pacientes oncológicos, familiares y sobrevivientes donde aclaró que dicha terapia no cura la enfermedad y tampoco es una alternativa al tratamiento tradicional, pero sí enfatizó en que su objetivo principal es tratar las relaciones entre el estado mental y el comportamiento del paciente en la evolución del cáncer.
La psicooncología ofrece al paciente un espacio privado de desahogo emocional para expresar sus sentimientos, reconocerlos y, sobre todo, aceptarlos; elevar la autosuficiencia y el control del paciente.
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!