¿Puede la democracia mejorar la salud de las personas?

El análisis revela que, en los países que cambiaron hacia un régimen democrático en ese período, la esperanza de vida aumentó un 3% en los 10 años siguientes a la transición.

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La década pasada ha visto niveles decrecientes de democracia en todo el mundo, con un estimado de 2,5 billones de personas, un tercio de la población mundial, que vive en países donde las características democráticas (como la libertad de expresión, el derecho de voto o la libertad de voto) están en declive.

La calidad democrática de un país mejora la esperanza de vida de sus ciudadanos, según concluye una investigación liderada por el Consejo de Relaciones Exteriores, en Washington (EE.UU.). La democracia reduce sobre todo las muertes por enfermedades cardiovasculares y otras patologías no transmisibles, por accidentes de tráfico y por tuberculosis. Los resultados del estudio, publicados esta semana en la revista The Lancet , apuntan a que la elección de los gobernantes por comicios justos y libres juega un papel clave.

Los investigadores, que han contado con el apoyo de Bloomberg Philantropies y la Fundación Bill y Melinda Gates, han examinado datos recogidos entre 1970 y 2016 de 170 estados –principalmente países en vías de desarrollo–, sobre su calidad democrática y las causas de muerte de sus habitantes.

A raíz de los resultados, los investigadores piden tener en cuenta la calidad democrática de los países receptores de ayudas para el desarrollo para optimizar su eficacia a la hora de mejorar la esperanza de vida de la población. Asimismo, instan a impulsar la transición hacia la democracia en los países autocráticos no con fines políticos, sino para mejorar la salud de las personas.

Fuente: La Vanguardia

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