Santa Cruz de Tenerife, España.  La elevada temperatura que hay en el Sol hace que las ondas magnéticas que emergen del astro queden «atrapadas» y se forme en esa zona un «resonador acústico», similar al que tienen los instrumentos musicales como la guitarra, que hace que la temperatura sea más alta en la corona solar que en el interior.

Esta es la explicación que un equipo internacional liderado por la Universidad de Queen, de Belfast, y en el que participa el investigador del español Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) Andrés Asensio Ramos, dio para saber por qué las ondas magnéticas del interior del Sol se fortalecen y crecen a medida que emergen a su superficie.

Una explicación que se publica este lunes en la revista Nature Astronomy, y el IAC explica en un comunicado que durante más de 60 años las observaciones del Sol demostraban que las ondas magnéticas crecían en fuerza a medida que abandonan el interior solar, pero hasta ahora se ignoraba por qué pasaba esto.

Los científicos aceptaron durante mucho tiempo que las ondas magnéticas canalizan la energía desde el vasto depósito de energía interior del Sol, que es alimentado por fusión nuclear, hacia las regiones externas de su atmósfera.

El equipo dirigido por la Universidad de Queen, y que incluye 13 científicos de cinco países y 11 institutos de investigación, incluido el IAC, forma un consorcio llamado «Ondas en la atmósfera solar inferior (WaLSA)» para llevar a cabo la investigación realizando observaciones en alta resolución del telescopio solar Dunn, de la National Science Foundation, en Nuevo México.

Esta nueva comprensión del movimiento de las ondas, explica en un comunicado David Jess, de la Facultad de Matemáticas y Física de la Universidad de Queen e investigador principal, puede ayudar a descubrir la pieza que falta en el rompecabezas de por qué la corona solar está más caliente que la superficie a pesar de estar más lejos de la fuente de calor.

Añade que, al dividir la luz del Sol en sus colores básicos, se examinó el comportamiento de ciertos elementos de la tabla periódica dentro de su atmósfera, incluyendo el silicio (formado cerca de la superficie del Sol), el calcio y el helio (formado en la cromosfera donde la amplificación de la onda es más evidente).

Y señala que las variaciones en los elementos permitieron descubrir las velocidades del plasma del Sol, para agregar que se compararon las escalas de tiempo sobre las que evolucionaron, lo que permitió registrar las frecuencias de las ondas del Sol.

Esto es similar a cómo un conjunto musical complejo se deconstruye en notas y frecuencias básicas mediante la visualización de su partitura musical, destaca.

Posteriormente, el equipo realizó simulaciones informáticas usando superordenadores, y, como resultado, indica Andrés Asensio Ramos, del IAC, se descubrió que el proceso de amplificación de ondas se puede atribuir a la formación de un «resonador acústico».

En ese «resonador acústico» los cambios significativos de temperatura entre la superficie del Sol y su corona exterior crean límites que son parcialmente reflectantes y actúan para atrapar las ondas, lo que les permite intensificar y crecer «dramáticamente» en fuerza.

Los investigadores también encontraron que el grosor de la cavidad de resonancia, la distancia entre los cambios significativos de temperatura, es uno de los principales factores que rigen las características del movimiento de onda detectado.

Este efecto, dice David Jess, es similar a cómo una guitarra acústica cambia el sonido que emite a través de la forma de su cuerpo hueco.

«Si pensamos en esta analogía, podemos ver cómo las ondas capturadas en el Sol pueden crecer y cambiar a medida que salen de su superficie y se mueven hacia las capas exteriores y exteriores», subraya.

EFE

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