Científicos recrearon la guerra de Troya para determinar qué tan efectiva era la armadura micénica de Dendra de la Edad de Bronce, la única que se ha conservado completa hasta la fecha.
Basándose en la detallada descripción proporcionada por Homero sobre el escudo de Aquiles en el Canto XVIII de la ‘Ilíada’, los expertos lograron reconstruir la historia bélica de Grecia.
En el año 1960, en las proximidades de Micenas, la Escuela Suiza de Arqueología de Grecia encontró la coraza de Dendra, una armadura de la Edad de Bronce que ha generado dudas en la comunidad de especialistas, esto por el hecho de que se implementaba en el combate pese a su gran peso.
Previamente, se había teorizado que la armadura se utilizaba en eventos ceremoniales, no obstante, un reciente estudio fisiológico y empírico demostró que fue fabricada para las batallas.
Recreación de la batalla
Para reforzar estos resultados, organizaron una simulación de la guerra de Troya donde diversos voluntarios de la Armada griega se sumaron.
En evaluaciones anteriores se determinó que la coraza era bastante flexible, por lo que se creyó en un principio que serviría para peleas breves. Sorpresivamente, en la recreación los participantes lograron mantenerse en el combate cuerpo a cuerpo por más de 11 horas, esto al brindar mayor movilidad al usuario y gran protección al recibir los ataques enemigos.
Los participantes contaron con réplicas de la armadura micénica, las cuales presentaban las mismas dimensiones y un peso semejante a la original.
De igual forma, los voluntarios tuvieron que adecuarse a una estricta «dieta homérica» basadas en las descripciones de la ‘Iliada’, donde debían consumir diariamente 4.500 calorías.
Finalmente, se creó un protocolo de combate guiado por las escrituras de Homero, en el cual los especialistas examinaron el gasto de energía, el ritmo cardíaco y función muscular, mientras sometían a temperaturas elevadas de 30 grados centígrados y cambios climáticos a los participantes.
Origen de la armadura
Dicha armadura data de la segunda mitad del siglo XV a.C., es una coraza de cuerpo completo que cuenta con placas de cobre, se segmenta en dos partes que se conectan para dar lugar a un exoesqueleto de metal que protege una buena parte del combatiente.
En esta época, ciudades como Micenas, Pilos o Tirinto lograron almacenar una gran cantidad de riquezas, lo que dio lugar a conflictos bélicos y, por tal motivo, el avance de la tecnología bélica.
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