Madrid.-Un usuario en redes sociales, específicamente en Twitter, ha lanzado una petición por Twitter: tiene un niño de tres años con autismo al que le encantan los animales y le gustaría recibir fotos y vídeos para enseñárselos mientras dura el estado de alarma a causa del coronavirus.

Apenas tiene 1.400 seguidores en la red, pero su mensaje ha sido ya retuiteado casi 20.000 veces y acumula 64.000 «me gusta»; y lo más importante: su perfil se ha inundado de simpáticos vídeos y de divertidas fotos de animales que suman miles y miles de visualizaciones.

Las redes sociales se han transformado en un gigantesco muro de solidaridad en el que confrontar la crisis sanitaria que afronta el país a causa de un enemigo invisible que ha obligado a decretar el estado de alarma y a confinar en sus casas a millones de personas. Confinadas y aisladas, pero conectadas.

Psicólogos que se ofrecen para atender a quien lo necesite mediante redes sociales; también médicos que impulsan iniciativas en línea para tratar de paliar la saturación en los hospitales; entrenadores personales que plantean tablas de ejercicios para realizar durante el tiempo que dure el aislamiento; museos virtuales; conciertos «online»; y decenas de redes de voluntarios que se organizan para atender a quien lo necesite.

En las redes se ha desatado una auténtica oleada de solidaridad y movimientos espontáneos surgidos entre los ciudadanos, como el #AplausoSanitario, que se ha consolidado ya como una rutina diaria en millones de hogares, como un grito unánime para reconocer el esfuerzo del personal sanitario.

Un aplauso que ahora se ha extendido también a todos los policías y militares y al personal de los supermercados, a los limpiadores, cuidadores, camioneros o reponedores que están asegurando el suministro en los supermercados y tiendas de alimentación.

@Enca_talavera ha pedido mensajes de apoyo para su cuñado Rafa, que ni tiene Twitter ni tiene tiempo para subir fotos y vídeos a las redes porque es uno de los enfermeros que acuden a los domicilios a realizar el test de diagnóstico.

«Gracias Rafa» es ahora tendencia en la red y cuando regrese a la normalidad recibirá los miles de mensajes, dibujos y aplausos que ha cosechado la llamada de su cuñada y que personalizan el reconocimiento de la sociedad a todos los profesionales sanitarios.

«Gracias Rafa. Vosotros y el resto de personas que están trabajando estos días hacéis que sintamos que, de verdad, #TodoVaASalirBien» es el mensaje que ha escrito @olivianegra y que resume el latido de las redes, tan próximas siempre al ingenio: «Gracias Rafa. No volveremos a meternos con los cuñaos» ha prometido @GinebraCon.

Las etiquetas #Coronavirus, #YoMeQuedoEnCasa o #CuarentenaCoronavirus suman millones de citas, miles de mensajes de solidaridad y ánimo de personas anónimas; de consejos y recomendaciones para afrontar el periodo de aislamiento.

Etiquetas, algunas de ellas promovidas por las principales instituciones públicas (el Gobierno ha activado la de #EsteVirusLoParamosEntreTodos) a las que se han sumado iniciativas o movimientos ciudadanos como #DesdeMiVentana que puso en marcha un colegio madrileño.

Invitan con ella a quienes permanecen aislados en sus hogares, y sobre todo a los niños, a colgar sus dibujos, manualidades o reflexiones en las ventanas para que sean vistas desde otros hogares por otros niños y todos se sientan así más acompañados y parte de una comunidad que comparte temores y esperanzas.

Son ya miles de arcoíris los que cuelgan en los balcones y se reflejan en las redes sociales, y en los dibujos que están realizando los más pequeños se repite un mensaje, nítido y contundente: #TodoVaASalirBien; un mensaje que une, aunque sea virtualmente, a los internautas españoles con los italianos, que han popularizado el #andratuttobene.

«Lo que nos hace grande como país es, como siempre, la altura de los vecinos cuando las cosas se ponen difíciles», ha escrito alguien en Twitter, y en los hilos que rápidamente se suceden tras cada mensaje alguien responde: «¿Los oyes? son mis vecinos pasando juntos este momento, agradeciendo a todos los profesionales sanitarios y de otros ámbitos que estén al pide del cañón y nos están cuidando».

Tildadas en ocasiones como «redes de odio» por la hostilidad y la crítica feroz que se desata en ellas, amparadas muchas veces en el anonimato de los perfiles, hoy son precisamente los ciudadanos anónimos los que ponen en valor la unidad; «nos sentimos más humanos cuando nos apoyamos los unos a los otros» ha escrito alguien.

Y entre un aplauso solidario y el siguiente, y en medio del calor y del clamor que los ciudadanos envían al personal sanitario, a los militares o a los bomberos, alguien recuerda que la mayor parte de ellos son funcionarios, «con la carga peyorativa que esa palabra tiene en este país».

Han tenido tiempo, algunos de esos sanitarios, de activar cuentas de correo electrónico para que cualquier persona pueda enviar «cartas» y mensajes de ánimo a los pacientes que están ingresados y aislados; las listas con las direcciones de correo son ya virales en los grupos de WhatsApp y en otras redes; la sociedad se ha puesto manos a la obra.

Andrea la lanzado una iniciativa en redes (#estamostodosjuntos) para recopilar las reflexiones de sus amigos y familiares durante el tiempo que dure el aislamiento y los nietos instruyen a los abuelos sobre cómo sumarse a una videoconferencia en grupo; la brecha tecnológica entre generaciones se reduce.

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