La comunidad Puerto Libre, ubicada en Puerto Ordaz, parroquia Cachamay, nació como un puerto de exportación minera a orillas del río Caroní. Fue un lugar inicial donde la Orinoco Mining Company alojó a sus primeros trabajadores antes de que se construyeran los primeros urbanismos.
En sus inicios, los empleados vivían en tiendas de campaña y luego en un barco flotante atracado en un área conocida como Puerto Libre, tras el descubrimiento del yacimiento de hierro en la región.
Tradición y resistencia frente a las crecidas
Melquíades Reyes explica que ya son pocas las personas que pueden contar lo que fue esta comunidad en su apogeo.
En el pasado, Puerto Libre era un sitio próspero con negocios que prometían fortaleza económica; hoy, sus puertas y edificaciones se resisten a desaparecer. Reyes, conocido popularmente como “Japi”, natural de una comunidad del estado Lara, llegó a este sector luego que la propietaria de la casa la abandonara tras una crecida del río, y desde entonces ha aprendido a convivir con el cauce.
La crecida más grande y la vida en “La Cochinera”
La crecida más grande que la comunidad ha presenciado fue en 2018, cuando muchas familias tuvieron que evacuar la zona y vivir más de tres meses en las instalaciones de la Escuela Tumeremo.
La casa que habita la familia Reyes está ubicada en el callejón que ellos denominan “La Cochinera”, donde conviven junto a varios porcinos atendidos por un vecino.
Yolanda Benítez, esposa de Reyes, afirma que no teme tanto a la crecida como a los animales y plagas que invaden la casa durante la temporada de lluvias.
Preparación y esperanza de los vecinos
Otros lugareños creen que el río no llegará a salir del callejón, y de ocurrir, están preparados para evacuar sus casas, siempre con la esperanza de regresar.
María Figuera, otra residente, relata que cada invierno viven con angustia. Las crecidas de 2003 y 2018 han sido las más grandes, y aunque han quedado damnificados, siempre regresan a sus hogares. El río aún está a varios metros de su vivienda, pero sigue siendo una amenaza durante los meses de lluvia.
Vulnerabilidad en la comunidad
Jinmy Vásquez, nacido en Puerto Libre y testigo de la crecida de 2018, indica que unas 40 viviendas son vulnerables a las inundaciones.
La comunidad está dividida en dos sectores separados por un puente que se ha caído tres veces. La quebrada que baja desde la avenida Caracas y desemboca en el río Caroní es utilizada para arrojar basura y aguas negras, lo que agrava la situación.
Según testimonios de vecinos, algunas familias enfrentan problemas con techos deteriorados, cuyas gastadas láminas de zinc permiten filtraciones que inundan sus casas.
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