Río de Janeiro.-Hace dos años el Carnaval de Río de Janeiro y sus majestuosos desfiles terminaban tras una semana de euforia colectiva y de un instante a otro pasó al pánico en un mismo día.

El primer caso de covid-19 se habia confirmado en Brasil y América Latina.

Dos años después de que el virus segara la vida de más de 600.00 personas en el país. Río se está optimista y aunque este año no tendrá la tradicional farra en las calles por la pandemia, si se confirmaron los desfiles de Sambódromo, así como una serie de eventos que buscan devolver la alegría a los ciudadanos.

«Lo peor ya pasó», aseguró el presidente de Portela, Luis Carlos Magalhaes, que con 98 años desde su fundación y con 22 títulos a cuestas, es una de las más reocnocidas escuelas de samba en Río de Janeiro.

Magalhes, también presidente en la ciudad la Liga Independiente de las Escuelas de Samba (LIESA), organizadora de los desfiles del carnaval, expresó que lo más duro ha sido la incertidumbre.

«Hacer carnaval es hacer compromisos, es concretar contratos» y con la pandemia eso se complicó», explicó.

Río de Jainero vive del turismo de los carnavales

Para los cariocas no ha sido fácil, pues buena parte vive del turismo que llega cada año a Río para disfrutar del más grande espectáculo al aire libre del planeta.

Según la Confederación Nacional del Comercio (CNC), las pérdidas para el sector por la ausencia del carnaval el año pasado fueron de 4.412 millones de reales, un 45,3 % menos que en 2020. Una cifra nunca antes vista.

Los pequeños negocios y los profesionales invisibles que dan brillo a la fiesta (artesanos, diseñadores, carpinteros, soldadores, costureros y mecánicos) han sido los más afectados, pues la mayor parte es gente de escasos recursos cuyo sustento depende del carnaval.

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