Bogotá, Colombia.  Luego de franquear fronteras en Europa y Estados Unidos y modificar su «proceso creativo» en los últimos meses, la banda colombiana Rolling Ruanas ahora vira su mirada hacia la música celta, con una fusión que puede terminar por corroborar que su carranga con rock se convierte en un nuevo «lenguaje universal».

En una entrevista con Efe, Jorge Mario Vinasco, Juan Diego Moreno, Fernando Cely y Luis Guillermo González, los cuatro jóvenes urbanos que conforman la banda, enfatizaron que no solo «se identifican con el trabajador rural», sino con la posibilidad de impregnar su sonido con un «sentido muy natural, muy campestre y paisajístico».

Es por eso que quieren acercar sus rajaleñas, fandangos y aires andinos a la música celta.

«Tenemos una oportunidad, y hay que concretarla con Katie James, una cantante colombo-irlandesa. Tenemos la tarea pendiente de hacer una colaboración con ella y ver qué sale con la carranga y la música celta», adelantó Vinasco, intérprete del tiple en el grupo.

Además de este proyecto y a pesar del confinamiento debido a la pandemia, el cuarteto no ha cedido creativamente y continúan su búsqueda para «fluir a través de la música».

No solo están listos para desplegar su llamativo «show» en el primer #CarrangaConciertoVirtual que ofrecerán este sábado a las 20.00 hora local de Colombia (23.00 GMT), sino que han aprovechado la postergación del lanzamiento de su tercer álbum de estudio hasta «finales del segundo semestre de este año» para hacer una nueva apuesta para su concepto musical.

Antes de entrar al estudio de grabación han cargado el disco de un concepto más integrado y equilibrado que demostrará «la creatividad de todos soportada por la capacidad interpretativa de los cuatro músicos» y, por supuesto, con una mayor profundidad.

«En este momento queremos alzar mucho más la voz hacia otro tipo de problemáticas a nivel cultural, a nivel etnológico, a nivel social, mucho sobre la discriminación y otro tipo de cosas que pasan diariamente», profundizó Moreno, vocalista del grupo, quien también tiene estudios en Sociología.

«Creo que también es momento de buscar el arte, la narrativa y la poesía para escribirle canciones a ese tipo de problemáticas», añadió.

DE VIAJE POR LOS ANDES ANTES DEL «ROLLING» POR EUROPA

Ese sonido transgresor, ahora mejorado, es justamente el que en 2014 resultó inicialmente para los puristas del rock un asunto de «gustos y disgustos».

Pero esa exploración acústica es justamente la que los ha conducido a fusionar con los ganadores del Latin Grammy de Monsieur Periné o con el «nuevo estilo de rap, con su etiqueta y ‘glamour’ para escribir su música» del Rap Bang Club.

Sin embargo, la trayectoria de este grupo bogotano, que ya acumula más de 200 conciertos en diferentes lugares del mundo, no solo ha sumado colaboraciones con artistas de mucho «perrenque» sino que ha logrado que «los desertores del lado campesino y los desertores del lado ‘rockero’ se vayan uniendo».

En el caso de la legendaria banda chilena Inti Illimani, que en 1974 hizo corear a los latinoamericanos «El pueblo unido jamás será vencido», le dio un nuevo espaldarazo al mensaje unificador del cuarteto.

Así, durante la cuarentena del coronavirus grabaron el video de la «Edad Primera», una colaboración que hizo parte del ecléctico álbum «Sangre caliente» (2018) y que ahora llega visualmente con un tono más que psicodélico.

«Cuando se escribió esa canción, siempre le sentimos un tinte muy sureño, muy andino. Entonces dijimos que esto debía tener una colaboración con un grupo de música andina. Que tenga charango, zampoña, quena. Nos imaginamos cualquier cantidad de instrumentos y salió esta oportunidad de contacto con Inti Illimani y aceptaron», narró Vinasco.

Aunque su inicio estuvo marcado por el rock anglosajón, siempre fusionado con carranga, junto al conjunto chileno se acercaron a canciones con un «significado más universal».

También se abrieron «más hacia el sur del continente» junto a Fémina, el trío argentino femenino de rap folk fusión al que catalogan como una de las mejores representaciones del folclor, hip hop y de las nuevas culturas, y que dejó como resultado una intrépida fusión en «Quimeras».

Velasco destacó que buscaron «darle protagonismo a sus voces porque tienen un ensamble muy poderoso» y se enfocaron en hacer un soporte instrumental que les permitiera «dejarlas brillar con ese trabajo tan bello y típico que hacen con sus arreglos vocales».

LA CARRANGA SE HACE UNIVERSAL EN ESPAÑA

Ese sonido tan singular unido a su espectáculo pintoresco, que durante 6 años han hecho que el público latino pase del baile al pogo en cuestión de minutos, han abierto la puerta a eventos internacionales que quieren tener a los Rolling Ruanas en sus escenarios.

Una oportunidad adicional para demostrar ese «poder unificador de la ruana» -un tipo de poncho de lana gruesa-, que se ha potenciado con la enseñanza del abecé básico de la carranga durante sus giras en Estados Unidos y al otro lado del océano.

«Algo que hicimos en Europa fue enseñarle a la gente a bailar carranga. Pudimos ver alemanes, españoles, italianos, muchas personas bailando y comunicándose en diferentes idiomas pero hablando de lo mismo que era la carranga», contó González, vocalista de la banda nacida en 2014.

Además, con su particular puñado de «covers» con aires andinos de The Rolling Stones, The Beatles, Kiss o System of a Down, entre otros, engrosaron el cartel de artistas del Festival Monkey Week de Sevilla del año pasado.

Allí, ataviados con su característica ruana y con guacharaca en mano, lograron «comunicarse con muchas personas» corroborando su poder para congregar y que «la música es un lenguaje universal».

EFE noticias

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