París, Francia. La griega Maria Sakkari y la checa Barbora Krejcikova sacaron este miércoles el billete para una semifinal impensable en Roland Garros, tanto como la definida la víspera entre la rusa Anastasia Pavlyuchenkova y la eslovena Tamara Zidansek.

La deserción de las principales favoritas ha sido patente y ha dejado un cuadro abierto, nada previsible, una de las ediciones más extrañas que se recuerdan sobre la arcilla francesa: por segunda vez en toda la historia, ninguna de las cuatro semifinalistas de un Grand Slam había jugado antes una semifinal.

Además, será la primera vez que una griega y una eslovena jueguen una semifinal de un grande.

La última sorpresa fue la eliminación de la polaca Iga Swiatek, la defensora del título, un huracán que no había cedido un set en París desde 2019 y que sucumbió, físicamente disminuida, a la griega Sakkari.

Con el cartel de 8 en la espalda, la polaca había ido viendo caer a todas las que le precedían en el ránking, lesionadas unas, por abandono otras, eliminadas por rivales de menor entidad las más.

Así se había ido limpiando el cuadro de los principales nombres del tenis femenino y solo Swiatek parecía aguantar su rango. Hasta que se topó con Sakkari, que en el año glorioso del tenis griego, decidió acompañar en semifinales a su compatriota Stefanos Tsitsipas.

De hecho son los dos únicos representantes del tenis heleno entre los 200 mejores del ránking masculino y femenino.

El tenis femenino demuestra lo difícil que resulta mantenerse tras haber llegado. Ninguna jugadora ha logrado revalidar su título en París desde que entre 2005 y 2007 la belga Justine Henin encadenó 3 de sus cuatro coronas.

París festejará este sábado una nueva ganadora, aunque antes habrá que definir las finalistas.

Sakkari aparece como la candidata mejor situada sobre el papel, 17 del mundo a sus 25 años, pero también por haber logrado la gesta de acabar con Swiatek, que parecía invencible sobre la arcilla de París: 6-4 y 6-4.

En octavos ya había dado cuenta de la estadounidense Sofia Kenin, cuarta favorita, la otra finalista de la última edición. La griega, que no había superado dos rondas en Roland Garros hasta ahora, se ha convertido en una de las sensaciones del torneo.

Lo mismo que Krejcikova, 33 de la clasificación, también de 25 años, que venció a la joven promesa estadounidense Coco Grauff, de 17 años, 7-6(6) y 6-3.

CINCO BOLAS DE SET

La checa no lo tuvo fácil y se vio obligada a levantar cinco bolas de set en la primera manga, una losa psicológica para su rival adolescente que en la siguiente apenas rivalizó.

Ganadora antes de llegar a París del torneo de Estrasburgo, Krejcikova ha derribado a su paso hasta semifinales a dos cabezas de serie y a una antigua finalista, la estadounidense Sloane Stephens.

La checa ha ganado los dos duelos anteriores contra la griega, uno este mismo año en Dubai y el otro en 204 en la final de Torun.

El otro duelo por la final enfrentará a Pavlyuchenkova, 32 del mundo, de 29 años, contra Zidansek, 85 del ránking de 23.

La rusa, la más veterana de las 4 semifinalistas, tuvo que disputar hasta siete veces los cuartos de final de un grande para acceder por vez primera a unas semis. Lo hizo tras vencer a la kazaja Elena Rybakina en un ajustado duelo.

Zidansek, 85 del mundo a sus 23 años, es la más joven de las aspirantes, pero también la que tiene un peor ránking, la más inesperada de las semifinales más inesperadas.

Hasta este Roland Garros, la eslovena solo había ganado tres partidos en Grand Slam, pero tras derrotar de entrada a la canadiense Bianca Andreescu, sexta favorita, fue avanzando en el cuadro.

En cuartos venció a la española Paula Badosa, la tenista que más partidos ha ganado este año sobre tierra batida y en este cuadro tan loco, todo sueño es posible.

EFE noticias

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