El canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente francés, Emmanuel Macron, comenzaron este viernes una reunión bilateral en momentos en que hay tensiones en las relaciones entre los dos países, como el eventual uso de tropas europeas o de la OTAN en Ucrania y el envío de cierto tipo de armas.
Los dos líderes mantendrán durante unas dos horas un encuentro por separado antes de que se sume a ellos el primer ministro polaco, Donald Tusk, para una reunión en el formato conocido como «Triángulo de Weimar».
Los tres comparecerán antes de su reunión ante la prensa, pero sin permitir preguntas, lo que ha sido criticado como una forma de evitar cuestiones incómodas por sus diferencias para Scholz y Macron, que se saludaron muy sonrientes a la llegada del francés a la Cancillería.
El presidente galo reiteró anoche en una entrevista que no se debe excluir el envío de tropas a Ucrania, una posibilidad que el canciller alemán ha descartado tajantemente, al igual que Tusk, aunque de forma menos vehemente y quien en su propio Gobierno cuenta con ministros que abogan al menos por mantener esa opción sobre la mesa.
«Para lograr la paz en Ucrania no se debe mostrar debilidad», dijo Macron, quien considera que, lo mismo que Rusia no se pone límites en su guerra de agresión, los aliados occidentales no se deben poner límites en su apoyo a Ucrania.
Eso cuando Scholz rechaza igualmente de forma enérgica el envío de misiles de largo alcance Taurus a Ucrania. Francia envió decenas de misiles Scalp de características similares a Kiev.
A su vez el canciller alemán cree que, dado que Alemania es el primer país europeo en proporcionar a Ucrania más ayuda militar y financiera, otros deben hacer lo mismo, en una velada referencia a Francia.
Pese a todo, Scholz dijo esta semana en una rueda de prensa con un mandatario asiático en Berlín que su relación con Macron es «amistosa» y buena, considerando que es normal que también socios tan estrechos puedan tener diferencias en algunas cuestiones.
El portavoz del Gobierno alemán, Steffen Hebestreit, al ser preguntado este viernes sobre la entrevista de Macron anoche, dijo estas no cambiaban nada.
«No hay un cambio de postura. Él (Scholz) ha dejado claro la suya, al igual que el presidente francés. Los dos tienen sus puntos de vista al respecto y por ello las declaraciones de ayer no sorprenden», señaló.
El portavoz negó además que la reunión bilateral sirva para «limar asperezas» o para una «reconciliación», pues ésta no es necesaria.
«Lo importante es que el canciller trabaja amistosamente con el presidente Macron. Los dos se llevan muy bien y sin embargo hay conflictos allí donde hay diferentes posturas», aseguró.
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