Manchester.-Con 0-2 en contra tras los primeros 45 minutos, el Manchester City se encomendó a la magia de Bernardo Silva y a la voracidad de Erling Haaland para remontar al Crystal Palace, derrotado 4-2 gracias a la reacción del medio portugués y al primer triplete del depredador noruego desde su llegada a Inglaterra.

Bernardo Silva subió unos cuantos millones su caché. A pocos días para el cierre del mercado, el jugador del City sacó a relucir toda su calidad para poner los dientes largos al club de Joan Laporta.

El luso es un futbolista ‘top’, con múltiples recursos de los que se aprovechan sus compañeros. Su tanto, más el triplete de Haaland, insaciable en la Premier, dieron los tres puntos a sus compañeros.

Los precedentes no eran buenos para el City. El Crystal Palace se presentó en el Etihad Stadium con un pasado inquietante para el gracias a un dato curioso: anteriormente, de los 52 partidos que disputó el equipo de Pep Guardiola a las 16:00 horas, sólo fue derrotado en dos. Y, en ambos, el verdugo fue el Crystal Palace, que asaltó el estadio ‘citizen’ la temporada pasada (0-2) y en la 2018/19 (2-3).

Además, Patrick Vieira apostó por encerrar a su equipo. Utilizó un 5-4-1 con las líneas bajísimas para hacer lo que menos le gusta al City: no dejar ni un solo hueco. Y eso, para Erling Haaland, es un martirio, aunque siempre saca recursos para salir a flote.

El delantero noruego anduvo perdido durante todo el primer acto, como casi todos sus compañeros, que una y otra vez se encontraron con una defensa impecable y con un portero, Vicente Guaita, perfecto a la hora de sacar centros laterales peligrosos. Sobre todo, de Bernardo Silva y de Ryad Mahrez, los más inspirados dentro de la caraja el City provocada por su rival.

Guardiola, tras el empate frente al Newcastle (3-3), sólo hizo un cambio. Del campo salió Ilkay Gündogan y entró Mahrez. En el centro de la defensa, salió Nathan Ake, lesionado, para que entrara Ruben Dias. Y, precisamente, por su zona, es por donde naufragó el City.

Y es que, a los cuatro minutos, John Stones se introdujo en su portería una falta lanzada por Jordan Ayew desde la banda derecha. La pelota, se paseó por todo el área y acabó rebotando en la rodilla del central del City. Nadie peinó el balón. Nadie lo despejó. Fue un cúmulo de despropósitos que provocó el 0-1 que después tendría prolongación en el segundo.

El City, dominador absoluto de la posesión, no acababa de encontrar el camino hacia la portería de Guaita. De hecho, no disparó ni una sola vez entre los tres palos, mientras que el Crystal Palace rentabilizó sus únicas dos opciones. La segunda, volvió a destapar las vergüenzas de la defensa ‘citizen’, que volvió a desmoronarse en un córner que remató Joachim Andersen a la red.

Sin duda, el Manchester City pide a gritos el regreso de Aymeric Laporte, de los pocos que ponen orden por arriba. Su presencia es necesaria para asegurar la portería del equipo de Guardiola y se espera que regrese de su lesión a mediados del mes de septiembre.

Con ese 0-2, el City se marchó al vestuario con la necesidad de revolucionar el choque en los segundos 45 minutos. Entonces, Bernardo Silva, el mejor hasta el momento, puso una marcha más para erigirse como el líder de la revolución.

El medio portugués reactivó a su equipo a los pocos minutos de la reanudación con un disparo desde fuera del área con el que el City redujo distancias y desató la tempestad en el Etihad Stadium. El tanto espoleó a los hombres de Guardiola y acabó con el orden del Crystal Palace, que finalmente acabó arrodillado.

Haaland, desaparecido en combate y enredado entre tanto defensa, dio señales de vida en la última hora. Su voracidad es incontestable. Y lo demostró tres veces. Primero, para rematar un centro de Phil Foden a los 62 minutos; después, en el 70, hizo el segundo tras jugada de fútbol sala iniciada por Bernardo Silva que remató a placer tras una asistencia de Stones.

Entonces, el Crystal Palace, noqueado, adelantó sus líneas y se fue a por el empate. Haaland, con espacios, olió la sangre. A la carrera, es imbatible. Y, como era de esperar, tuvo su oportunidad para mostrar su zancada. El lanzador fue Gündogan, que dio un pase al hueco medido al noruego. No falló ante Guaita, firmó su triplete y, junto a Silva, provocó la reacción de un equipo que parecía muerto después de unos primeros 45 minutos erráticos.

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