La diferencia entre quién alcanza un sueño y quien no, reside en 2 fundamentos: Quien lo alcanza, no solo se atreve a soñar sino que también se lanza incansablemente a conquistar su sueño, mientras que quienes no lo logran, se limitan a ser espectadores de las conquistas ajenas.
Es muy fácil decir: es que no se puede, es que no se como hacerlo, es que es muy difícil y quedarte parado viendo a quienes si se atreven a pesar del miedo y de las miles de excusas que pudiesen repetirse para no accionar.
Hacer lo fácil y quedarse en lo cómodo, con el tiempo pasa una enorme factura que para quienes elijan este camino será cada vez, más difícil pagar.
En cambio, para quienes se atreven y van por lo que al principio parece difícil, inicialmente, tendrán que pagarle a su sueño un alto costo en tiempo, dinero, energía y servicio para poder conquistarlo, pero con el paso del tiempo, su sueño termina pagándole y honrándole a ellos.
¿Qué emoción sientes en este momento cuando al cerrar tus ojos te atreves a soñar?
Cualquiera que sea, tienes que permitir que sea esta la que te mueva. Somos seres emocionales y necesitamos aprender a utilizar las emociones a nuestro favor.
Muchas veces mi frustración ha sido el motor que me impulsa a ir por más, yo no me digo ¡Que frustrada estoy! Y tiro la toalla, cuando la frustración toca a mi puerta mental, le abro y le permito avivar el fuego que me hace continuar.
Sigo de terca insistiendo, pues si estoy frustrada, es porque no estoy obteniendo los resultados que quiero, y si no estoy obteniendo los resultados que quiero, es por alguna de estas 3 razones:
1. Hay algo que yo no sé y necesito aprender.
2. Sigo haciendo lo mismo sin intentar probar alguna opción distinta, o
3. He abandonado una estrategia antes del tiempo valido para que surta su efecto.
Qué pasa, soñar amerita hacer el esfuerzo de pensar y aunque tenemos una máquina potente para pensar y crear, solo la sub-utilizamos para excusarnos, lamentarnos y no actuar.
¿Qué malgaste de energía verdad? Pues el gasto energético que utilizas para pensar que si puedes y accionar, es el mismo que utilizas para repetirte las mismas excusas que te paralizan y te llevan hacia atrás.
¿Cómo sería tu vida si te atrevieses a soñar en grande y trabajar por ello? A pesar del miedo, de las inseguridades y de las probabilidades.
¿Cómo sería tu vida, si cada vez que tu mente te miente diciéndote que no eres suficiente, que no eres capaz o que no te lo mereces? Eligieras callarla y accionar.
Hace días leía un post en Instagram que decía «Quiero verte callar bocas y triunfar» y automáticamente, lo que pensé fue: La primera boca que debo callar es la de mi diálogo interno que insiste en repetirme que no soy capaz.
Ese mismo diálogo interno puede impulsarte o paralizarte. Tus acciones te dirán, que tan productivo es tu diálogo.
Ya a estas alturas de tu lectura sabrás si eres de l@s que se lanza al campo de juego a batallar o de l@s que se queda en la banca a observar.
Si eres de las primeras, te digo: Prepárate más, planifícate mas, proyéctate más y lánzate más, nunca será suficiente entrega si tu sueño es realmente grande y tu como soñador sabes que mereces estar a la altura.
En cambio, si eres de las segundas, te digo: Visualízate en unos cuantos años más, si sigues ahí pegad@.
Deja de ver tanto y acciona mucho más, si tienes das el permiso de experimentar podrás validar que tu diálogo interno negativo siempre estuvo equivocado.
Si no te sientes preparad@ para hacerlo sol@, busca a alguien que tenga un mayor recorrido en cualquier área de tu interés y hazte su aliado.
A ambos grupos les deseo, que el crecimiento no pare, las ganas de soñar tampoco, sobretodo las ganas de conquistar tus sueños y conquistarte a ti en el camino, es momento de desafiarte y probarte cuán lejos puedes llegar.
Con amor,
Coach Bárbara Ortega
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