Tegucigalpa.- La Embajada de Taiwán en Honduras donó este sábado 100.000 dólares para los centenares de personas que han perdido su casa a causa de una cadena de derrumbes en un sector de Tegucigalpa que es cruzado por una vieja falla geológica, que se ha activado por las lluvias que afectan al país.
La donación es «en respuesta a los esfuerzos de asistencia del Gobierno de Honduras, liderado por la presidenta Xiomara Castro, y del alcalde (de Tegucigalpa), Jorge Aldana, para hacer frente a la difícil situación que atraviesan nuestros hermanos hondureños en la Colonia Guillén, en la cual tristemente perdieron sus hogares y pertenencias», indicó la legación diplomática de Taiwán en la red social Twitter.
La embajadora del país asiático en Tegucigalpa, Vivia Chang, dijo que está «conmovida por la situación» y que «desea fortaleza a las familias hondureñas y que reciban el cariño y solidaridad del pueblo taiwanés».
Los derrumbes han destruido más de un centenar de casas en al menos tres barrios vecinos conocidos como el Guillén, Nueva Santa Rosa y Cerrito Blanco, situados en el extremo noroeste de Tegucigalpa.
Aldana agradeció a nombre de las familias afectadas por el desastre natural la ayuda y solidaridad de Taiwán.
«Tengan la seguridad de que haremos un uso efectivo y transparente de los recursos en beneficio de los afectados», señaló el alcalde de la capital hondureña, quien el viernes declaró «zona desastre» el sector de los derrumbes y puso en marcha una evacuación forzada por el peligro que representa para sus habitantes.
«ESTO PARECE ZONA DE GUERRA», DICE DAMNIFICADO
Por la magnitud de los derrumbes, con centenares de casas destruidas total o parcialmente, pareciera que los barrios afectados sufrieron un terremoto de alta intensidad o un bombardeo.
«Aquí quedó todo destruido, esto parece zona de guerra, gracias a Dios estamos vivos», dijo a Efe un carpintero que se identificó solamente por su nombre, Juan Manuel, mientras mostraba llorando, acompañado de uno de sus hijos, los escombros que a medias asomaban de lo que fue su casa en una hondonada creada por los derrumbes.
Añadió que «el esfuerzo de muchos años de trabajo quedó destruido», y que ahora lo que desea es «una ayuda del alcalde o de la presidenta» del país, Xiomara Castro, «para hacer un techo seguro en otro sitio».
La casa de Juan Manuel, con paredes de ladrillo y techo de láminas de zinc, tenía «tres dormitorios, una salita, cocina, comedor y un pequeño patio al frente».
«Arriba de mi casita, en este cerro que se fue desgajando poco a poco en una semana, habían otras casas que también se vinieron abajo y arrastraron la mía», agregó el damnificado, quien agradece reiteradamente «a Dios porque logramos sacar las pocas cosas que tenemos con la familia» (su esposa y cuatro hijos).
El alcalde capitalino recordó que hace 3 semanas se trasladó con equipos de la Alcaldía para evacuar voluntariamente a 77 familias, a las que se les ha venido brindando alimentación, albergue, asistencia social y psicológica.
«Estas acciones tempranas y oportunas han evitado la pérdida de vidas humanas. Entendemos lo difícil de la situación de los vecinos al dejar sus viviendas, pero nuestro objetivo es salvar y proteger sus vidas. Aún quedan más de 50 familias por evacuar y seguiremos trabajando hasta que esta emergencia acabe», enfatizó Aldana.
ALGUNAS ZONAS NUNCA DEBIERON SER HABITADAS
Alrededor de un millar de personas han sido evacuadas esta semana mientras que cerca de 300 estaban alojadas hasta el viernes en seis albergues, a las que se suman muchas que se han ido a vivir a casas de familiares o amigos, según las autoridades locales.
Expertos coinciden en que la capital hondureña, otrora pueblo minero, está cruzada por fallas geológicas, algunas de mayor peligro, en zonas como los barrios ahora afectados, que nunca debieron ser habitadas por personas.
El problema de ahora se ha agudizado, según los expertos, porque en vez de haber sembrado árboles hace muchos años, se construyeron casas y cada vez que llueve el terreno va cediendo y las grietas y derrumbes continuarán siendo mayores.
El país centroamericano está siendo afectado por lluvias, las más intensas en el norte y oeste, con inundaciones en partes bajas, lo que ha obligado a entes de protección civil a habilitar albergues.
Una fecha como la de este sábado los hondureños recuerdan el devastador paso del huracán Fifí, en 1974, que dejó unos 10.000 muertos, según fuentes oficiales.
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