Madrid.- Con el paso de los años puede ser considerado esperpéntico. Pero ¿qué hay de las prendas que siempre se han considerado feas? Algunas de ellas encuentran en el entramado de la moda de actualidad el pasaporte para convertirse en nuevos “hits”.
Prendas que por su estética “hortera” marcaron un hito en el tiempo vuelven este verano para posicionarse como tendencias al alza que, aunque con una estética poco favorecedora y de aire “friki”, se adueñan de las postales y posados veraniegos, además de colgar la etiqueta de vendido en sus hasta ahora, escasas existencias.
Si bien hace años conjuntar en un mismo estilismo prendas como bermudas, un gorro de pescador y sandalias de aire ortopédico era más bien un “outfit” de padre con poca gracia, ahora son el último grito de la industria de la moda, desde los diseños de las grandes firmas hasta sus versiones “low cost”.
Las tropas australianas lo bautizaron como “el gorro de la risa” y no es casualidad. El “bucket hat” o, lo que es lo mismo y con menos glamour, el gorro de pescador, compite con los pañuelos de seda por ser el accesorio para la cabeza más lucido durante este verano.
Los culpables son firmas de lujo como Louis Vuitton, Dior, Prada y Off White, que han sido los encargados de rescatar este sombrero que en los años noventa dio sus primeros coletazos de la mano de Britney Spears o Jennifer Anniston, y que ahora vive su etapa de esplendor protagonizando los posados veraniegos de la “influencer” Chiara Ferragni, la cantante Billie Elilish o modelos como Kendall Jenner y Gigi Hadid.
De servir a los recolectores de langostas estadounidenses en los años veinte pasó a cubrir las cabezas de los soldados que fueron a Vietnam en la década de los sesenta, para, más tarde, ser parte de la indumentaria distintiva de los hip hoperos en los años setenta o convertirse en uno de los accesorios estrella de la diseñadora Miuccia Prada, que relanzó la prenda en nylon de distintos colores, este gorro de ala corta y tejido flexible se ha convertido en un accesorio de fondo de armario.
En la cabeza con el “bucket hat” y en los pies la moda de zuecos y sandalias de tiras anchas. Un estilismo que, hasta hace escasos años era la definición gráfica del anti-estilo, vuelve sobre la escena de la moda, y además no lo hace solo, sino con calcetines por debajo, haciendo de estas sandalias el reclamo del momento, que lucen desde Gisele Bündchen, Leonardo DiCaprio, Drew Barrymore o las gemelas Olsen.
El modelo que arrasa es el popularizado por la firma alemana Birkenstock que, lejos de ser creado como reclamo de moda, fue diseñado hace más de cien años con el objetivo de replicar la pisada del pie descalzo en la naturaleza, para posicionarse como la mejor alternativa de sandalia ortopédica.
Chanel o Balenciaga son algunas de las firmas que han lanzado sus propios diseños, que son bajo el nombre “sandalias de monja” uno de los modelos más buscados de la firma, y que hace dos años empezaron a cobrar protagonismo bajo el nombre “ugly shoe” o, de forma literal, «zapato feo».
Y a medio camino entre la cabeza y los pies y con una largura que no se posiciona como larga o corta, las bermudas son el pantalón del verano, confirmando la tendencia que hace dos temporadas entraba en el panorama de la moda por medio de las “mallas de ciclista” en versión de nylon, ajustadas y en tonalidad oscura.
Ahora, las posibilidades son infinitas; desde modelos vaqueros en Levis deshilachados a versiones en polipiel negra como las lucidas por Kendall Jenner, o sueltas y rectas, con un aire masculino y “tomboy”, las bermudas aparecen en escena como una prenda versátil que acompaña desde estilismos con tacones hasta “looks” informales en chanclas o zapatillas deportivas.
Prendas con las que configurar un estilismo de pies a cabeza que en cuestión de años y con el empujón de la moda hortera se abren paso y cambian etiquetas y conceptos.
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