“En aquel tiempo, Los discípulos se acercaron y preguntaron a Jesús: «¿Por qué les hablas en parábolas?»  Jesús les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos, no. Porque al que tiene se le dará más y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran, y no ven; oyen, pero no escuchan ni entienden. En ellos se verifica la profecía de Isaías: Por más que oigan, no entenderán, y por más que miren, no verán. Este es un pueblo de conciencia endurecida. Sus oídos no saben escuchar, sus ojos están cerrados. No quieren ver con sus ojos, ni oír con sus oídos y comprender con su corazón. Pero con eso habría conversión y yo los sanaría. ¡Dichosos los ojos de ustedes, que ven!; ¡dichosos los oídos de ustedes, que oyen! Yo se lo digo: muchos profetas y muchas personas santas ansiaron ver lo que ustedes están viendo, y no lo vieron; desearon oír lo que ustedes están oyendo, y no lo oyeron”.

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela

La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a San Pantaleón, su nombre significa en griego “el que se compadece de todos”. Médico de profesión, nacido en Nikomedia, actual Turquía, en el año 275. Fue decapitado, a los 29 años de edad, por profesar su fe cristiana en la persecución del emperador romano Diocleciano, el 27 de julio del 305.

En la liturgia del día meditamos los textos: Ex 19,1-2.-9-11.16-20b; Sal Dn 3,52-56; y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, según San Mateo capítulo 13, del verso 10 al verso 17. En el que se narra el episodio donde los discípulos le piden a JESÚS, que les explique en privado todas aquellas parábolas o ejemplos enigmáticos con los que el Maestro se dirigía a la multitud que le seguía. JESÚS les dice que, por ellos haber tomado la decisión de seguirlo, dejando a un lado sus apegos personales, el Padre les Revelará Sus Secretos.

JESÚS, les aclara que quien tiene Fe en Él, irá conociendo con más profundidad el Reino de Dios, y que quien se cierra a la Buena Noticia del Reino de DIOS, se le irá endureciendo cada vez más el conocimiento. Al recordar el texto del profeta Isaías, se pone de manifiesto la responsabilidad de los oyentes que por su dureza rechazan la predicación profética y se endurecen aún más. Por lo que es claro que la decisión es de cada persona, porque DIOS no quiere que alguien se equivoque o permanezca en la ignorancia sobre las cosas Divinas, sino todo lo contrario.

Al confrontarnos con el texto, vemos que para todas aquellas personas que son ajenas a la comunidad cristiana, ya sea porque no le importa o porque nadie le ha hablado de CRISTO, les resulta incomprensible que el Reino de DIOS pueda compararse y explicarse desde la experiencia que cada persona le corresponde vivir en medio de su familia o de su entorno laboral. “Miran, pero no ven, oyen, pero no escuchan”, pareciera que el lenguaje de las parábolas los deja “más perdidos que el hijo de Limbert” 

Por lo que hay que tener en cuenta que, JESÚS hablaba en arameo, idioma que tiene tres acepciones para interpretar el término “Reino de DIOS”: a) Reino, el lugar donde DIOS actúa en forma soberana; b) Reinado, el hecho de que DIOS actúe en forma soberana; c) Realeza, o sea, la dignidad de DIOS soberano. Y por no conocer este uso, muchos se han equivocado, pensando que el Evangelio solamente hablaba del Reino de DIOS en el Cielo, después de la presente vida.

En realidad, JESÚS está Proclamando que a partir de Su Encarnación DIOS había Empezado a Reinar entre nosotros. Ciertamente DIOS ha estado siempre presente en toda la historia humana, especialmente en la de Israel, pero ahora venía de otra manera. Primero, porque JESÚS con Su Actuación, Vino a Revelar a los hombres, el Rostro Misericordioso de DIOS; y segundo, porque a partir de Su Resurrección JESÚS empezó a orientar soberanamente la historia humana, siendo Señor de vivos y de muertos.

Por eso es que hoy es el día para preguntarnos: ¿de qué manera percibo el Reino de DIOS en mi vida: cercano, inalcanzable o inexistente? ¿Cuándo leo la Sagrada Escritura, me confronto siempre con los textos que cuadran con mis ideas o estoy dispuesto a escuchar absolutamente todo? ¿creo que a través de mis actitudes puedo ayudar a hacer realidad el Reino de DIOS, aquí en la tierra?

Señor JESÚS, líbranos de la dureza del corazón y ayúdanos a estar abiertos a las interpelaciones de Tu Palabra que nos anuncia Tu Reinado o Tu presencia en medio de nosotros para hacernos más sensibles y solidarios con los problemas y las necesidades de los otros.

Amén

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